El ayuntamiento de Llucmajor está "entre la espada y la pared". Así lo reconoció ayer a este diario el alcalde, Jaume Tomàs (Més). La polémica radica en los chopos existentes en dos calles de la ciudad, concretamente las vías Pere de Son Gall y Sant Francesc.

Tomàs explica que hay vecinos que reclaman la retirada de estos árboles a causa de la suciedad que provocan así como por los desperfectos que las raíces ocasionan en bordillos, aceras y asfalto. El problema es que, en contraste, hay residentes que defienden la belleza y las sombras que ofrecen los popularmente llamados polls. De hecho, son pocas las calles de Llucmajor que gozan del ´privilegio´ de lucir verde.

En cuanto al número de chopos objeto de discordia, en la calle Pere de Son Gall se suman cerca de una treintena, mientras que en la de Sant Francesc, una quincena, cerca de la rotonda de entrada a Llucmajor desde Campos.

Así las cosas, el nuevo equipo de gobierno, integrado por Més, El Pi y PSOE, garantiza que escuchará las opiniones de los vecinos afectados (a quienes posiblemente convocará a una reunión en septiembre) y que tambíen tendrá en cuenta el criterio y los consejos del ingeniero de la empresa municipal Llemsa. Se buscará un consenso. Entre las soluciones: conservar los chopos, retirarlos o cambiarlos por otras especies de árboles. Eso sí, Tomàs admite que quitarlos supondría levantar aceras y un coste considerable para las maltrechas arcas locales.

En el pleno del consistorio celebrado anteayer, el único regidor de ASI, Guillem Roig, preguntó al alcalde si ya se había reunido o no con los vecinos afectados: "Es un tema del que venimos hablando desde hace tiempo y debería tomarse ya una determinación".