Nada más refrescante que tomar un baño dominical, en agosto y cuando el calor aprieta de lo lindo... y si encima hay premios mejor que mejor. Eso es lo que debieron pensar los participantes, cada vez más jóvenes, que se citaron un año más cerca del puerto de la Colònia de Sant Jordi en la tradicional suelta de patos.

Y aunque de un tiempo a esta parte el plumaje natural ha sido substituido por el plástico amarillo, nada puede parar a todo un ejército en bañadores y bikinis montados en sus flotadores y ataviados con gafas y aletas, por si es necesario esprintar.

Desde las barcas de la organización miembros del ayuntamiento de ses Salines se encargaron de ir tirando por la borda patos, melones, sandías y todo tipo de objetos festivos y refrescantes. Las carreras acuáticas se sucedieron. Risas, salpicaduras, espuma y alguna aguadilla para 'pescar' los tesoros, algunos con premios en metálico y otros no.

Sin incidentes

Ni ayer ni durante los masivos conciertos de la madrugada del sábado al domingo se produjeron incidentes a señalar. Tal y como indica el primer teniente de alcalde, Tolo Salvà: "se habilitó una parada de autobuses en la entrada al pueblo y tal como iban bajando se les requisaba el alcohol a los menores", si bien "cada vez hay menos y se reducen los problemas".