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Entrevista

Francesc Canuto Bauçà: "Los 'malnoms' y sus pautas siguen muy vigentes en los pueblos"

Francesc Canuto, junto a fotografías de los inicios de la OCB en Montuïri. biel gomila

-En los dos últimos años ha divulgado datos de vecinos y leyendas del Puig de Sant Onofre de Sant Joan. ¿Qué resaltaría?

-Destacaría las numerosas canciones referentes al Puig y a Sant Nofre que conocían los campesinos de los alrededores. A pesar de ello y del culto al santo (de quien existe un retablo en el oratorio de Consolació) este nombre de pila se halla ausente en Sant Joan.

-¿Cuál es la importancia de los estudios de genealogía para redescubrir o valorar personajes con más justicia?

-Enriquecidos con las comunicaciones de fuentes orales y otra documentación histórica (testamentos, catastros o padrones), aportan una amplia información sobre determinadas personas, la gran mayoría de las cuales no encontraremos en la galería de personajes de la sala capitular de ningún ayuntamiento. Es gente anónima que con su sabiduría, con su modo de vida, ha contribuido a dar carácter al pueblo. Muchos de ellos serán recordados por sus salidas o hechos relevantes de la época en que vivieron. Los podemos encontrar en cada localidad. Es bueno contribuir a divulgar el conocimiento de estos personajes singulares que, de una manera u otra, han dejado su huella.

-En su opinión, el mundo de las 'possessions' resulta fascinante.

-Efectivamente. Tengo una especial predilección y me encantan los contratos agrarios. Estos documentos notariales atesoran una información importantísima: las relaciones entre señores y amos, los cultivos, el ganado, las descripciones de las dependencias de las casas; sin olvidar la relación de los aperos para la explotación agrícola, un auténtico inventario de elementos materiales de la vida cotidiana de antaño. Por otra parte, me entusiasma el lenguaje notarial de un catalán antiguo y bello.

-¿Se está perdiendo la costumbre de los 'malnoms'?

-En absoluto, en los pueblos está totalmente vigente y se siguen todavía pautas de malnomenació.

-¿Conoce algunas anécdotas sobre 'malnoms'?

-Citaré dos referencias de Sant Joan, recogidas en el Llibre de Malnoms. En el siglo XIX, un matrimonio de Montuïri formado por Joan Pocoví, molinero de oficio, y Prudència Sastre, se estableció en el pueblo. El nombre de pila poco corriente de la esposa originó el apodo Prudenci y su molino fue conocido como el den Prudenci. Un nieto de este matrimonio, Andreu Pocoví, se casó con Serafina Sastre, natural de Llucmajor, y tal como había pasado con su bisabuelo, fue conocido por Xerafí el nombre de pila de su esposa, masculinizado.

-¿Y la segunda?

-El segundo caso es más moderno, Se refiere al del santjoaner Joan Antic, de sobrenombre Baró. Fue conocido en su senectud como en Bonanit, a causa de su reiterativa costumbre que ejercía en la salutación vespertina. Un hijo suyo heredó este simpático apodo, pero como su esposa era de nacionalidad alemana, fue conocido como Toni Gutenaben.

-¿Qué libro que le encantaría publicar?

-Un diccionario etnológico sobre el campo mallorquín.

-¿Qué es lo que más le apasiona?

-Soy un enamorado de la investigación histórica a la que dedico todo el tiempo que puedo.

-¿Considera fundamentales las jornadas de estudios locales?

-La diversidad de trabajos aportados nos dan una visión general del pueblo y de su término municipal. Además, permite a los autores publicar los trabajos que únicamente podrían ser editados en revistas especializadas y desconocidas por el público en general.

-¿Desde cuándo es el presidente de la Obra Cultural de Montuïri?

-Después de unos años de inacción, el año 2007 decidimos con unos compañeros reactivar la asociación y reiniciar las actividades culturales en el pueblo.

-¿Cuáles han sido las actividades importantes llevadas a cabo durante este período?

-Numerosas. No obstante, la que más simpatías generó fue la realización del lipdub Montuïri m'agrada que aglutinó a todas las asociaciones y muchísima gente del pueblo. También quiero remarcar el acto de seis horas de lectura en catalán de 2013, cuando comenzaron los ataques del Govern hacia nuestra lengua. No obstante e indudablemente, el acto más importante ha sido la celebración del 40 aniversario de la fundación de la OCB de Montuïri, el pasado agosto.

-¿Cuántos libros de investigación ha publicado?

-Soy autor del cuaderno Toponímia i talassonímia mallorquina als Columbrets, editado en 1994 por la UIB. Se trata de una recopilación de nombres del archipiélago facilitados por los pescadores de Alcúdia y Pollença que se trasladaban cada día a pescar langosta en Els Columbrets. Como coautor con otros cuatro compañeros del Col·lectiu Teranyines de Sant Joan, publicamos Els Malnoms de Sant Joan en 1996.

-¿Y artículos?

-Soy colaborador asiduo de la revista Mel i Sucre de Sant Joan desde 1988. He publicado artículos sobre toponimia, historia, cultura popular, genealogía, onomástica, historia agraria... Desde 2003 soy el coordinador del Pronòstic Santjoaner, publicación anual del Col·lectiu Teranyines. En cuanto a Montuïri, colaboro con la revista local Bona Pau desde 2010 con artículos de investigación. También he presentado artículos y comunicaciones en diversas jornadas de estudios locales y en los Col·loquis de la Societat d'Onomàstica organizados por la UIB.

-¿Cómo es el trabajo de un investigador?

-Es una labor ardua que requiere numerosas horas de dedicación. Muchos archivos están todavía en precarias condiciones. Si hablamos de fuentes orales, el trabajo se multiplica buscando los informadores adecuados ejerciendo muchas veces una función detectivesca. No obstante, cabe reconocer que después de todo este trabajo dificultoso, de todo este esfuerzo, resulta reconfortante poder disponer de un material de primer orden que permita desarrollar una tarea ordenada y bien hecha.

-¿Qué aconsejaría a los jóvenes?

-Me atrevería a hacerles una recomendación. Sus trabajos de investigación deberían dirigirse, sobre todo, al estudio y a la compilación de los apodos, historia y nomenclatura populares de las calles y a la toponimia del término municipal respectivo. Son signos de identidad que se habrían de preservar y que, desgraciadamente, escasos municipios de Mallorca tienen resuelto.

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