Después de una década desde su adquisición pública, en 2005 y por 900.000 euros, tres de las nueve plantas del edificio de Can Bauzá de Manacor serán reabiertas y convertidas en dependencias municipales, tras varios años de una reforma ardua, costosa y no exenta de polémicas.

Los trabajos de la última fase de la intervención, dedicados sobre todo a la adecuación eléctrica y antincendios, a la reconfiguración del ascensor y a la redistribución de tabiques para crear unos espacios más diáfanos, han dejado listas las plantas sótano, baja y primer priso con un coste total de 631.000 euros. La primera, hasta ahora utilizada como aparcamiento y almacén, servirá como ampliación del archivo histórico municipal, parte del cual seguirá sin embargo en el actual edificio de oficinas municipales de la plaça Convent.

La planta baja, por su parte, se destinará a la Societat Anònima Municipal (SAM), encargada de gestionar el servicio público del agua corriente, la zona azul de la ORA y los dos aparcamientos subterráneos; además de recolocar toda la delegación de Medio Ambiente.

Finalmente el primer piso del antiguo mostrador y almacén de muebles, hasta ahora ocupado por material municipal y de la residencia, será ocupado muy posiblemente por los Servicios Sociales del ayuntamiento de Manacor, "y poco a poco por todas aquellas delegaciones que estén en locales donde se esté pagando un alquiler por ellos", explica la concejala de Urbanismo en funciones, Catalina Riera, "de hecho el proyecto se ha realizado de forma que los pisos queden distribuidos de manera diáfana y adaptable".

El consistorio manacorí prevé que durante la próxima legislatura que se iniciará este sábado, se acaben de rehabilitar el resto de plantas pendientes una vez comprobado que la estructura ha quedado en perfecto estado tras el refuerzo de una parte del edificio en los últimos años. "Lo que permitirá optimizar tanto el espacio como los recursos humanos", a parte de el ahorro en mensualidades de alquiler.

En el punto de mira

El polémico edificio de Can Bauzá ha estado desde su adquisición en el punto de mira de las críticas de la oposición. Fue el propio alcalde Antoni Pastor quien en pleno agosto de 2005, decidió la compra del inmueble situado en el carrer Major a sabiendas que se trataba de una construcción que se encuentra fuera de ordenación, es decir, que con la normativa urbanística actual no podría haberse construido con tanta altura, aunque en su momento fue 'perdonado' si no cambiaba su función y se convertía en un edificio residencial.

El aumento de su precio con el paso de los años tampoco ha ayudado a su fama. A los 900.000 euros iniciales hay que añadir primero los 51.000 que se han tenido que abonar el Ayuntamiento en intereses. Hace tres años los arquitectos municipales constataron que había zonas poco estables, lo que se tradujo en una reforma de 500.000 euros más. A lo que hay que añadir la última fase de acondicionamiento parcial por 631.000 euros más. Dos millones de euros a los que, y según los estudios técnicos, habría que añadir otro millón más si se quiere habilitar el resto del inmueble con la misma intención.

Los dos 'Bauzàs'

Pese a todos los escollos, Pastor siempre ha defendido el buen negocio en cómputos globales de Can Bauzá, comparando el precio de los 3.503 metros cuadrados de todas sus plantas, con el de los 1.971 m2 del actual edificio de oficinas municipales, curiosamente también adquirido a Muebles Bauzá, en este caso en 1995 por 474.000 euros. Después de firmar el traspaso, el Ayuntamiento tuvo que asumir el coste de una reforma a conciencia hasta el año 2003, lo que se tradujo en 1.084.000 euros, a sumar a otros gastos posteriores que elevaron la cifra hasta más de 1,7 millones de euros. Lo que significa que el consistorio de Manacor se ha gastado, de momento, cuatro millones de euros en dos edificios para oficinas en solo veinte años.