Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Agricultura

El declive de las legumbres más tradicionales: las habas

Este año la cosecha es desastrosa a causa de las lluvias y de la mala calidad de las variedades que se usan después de que casi se haya perdido la raza autóctona

Un payés de Maria de la Salut observa el lamentable estado de un campo de haboncillo invadido por la hierba silvestre. Biel Bergas

Una escena como la que describe Joan Pla en su visita a la isla en el invierno-primavera de 1921 ya resulta impensable: "Per Can Tomeu hi passa cada dia un nombre indeterminat de persones demanant si tenen faves.

-S´hauran d´esperar una mica -diu es cambrer-. Encara no són assaonades.

I la gent se´n va amb una cara trista i llarga". Y es que uno de los cultivos más tradicionales de una legumbre que era casi básica en la alimentación de nuestros abuelos, las habas, está prácticamente desapareciendo.

Este año la cosecha de habas y haboncillo es una auténtica catástrofe. Los campos se han secado sin apenas granar y el resultado es altamente decepcionante, como indica Bartomeu Martorell, Callerís, presidente de la cooperativa payesa de Inca.

Existen varias razones para que, en general, la cosecha de habas y haboncillo sea irregular y una, en particular, que se suma a las anteriores, para que la campaña de este año haya resultado negativa.

Este año el problema radica principalmente en la falta de lluvia; o mejor dicho, en la falta de lluvia en el momento adecuado. Ese momento es el mes de abril, cuando la planta ha florecido y está madurando las vainas. Cabe decir que esta año, en abril, había una gran cantidad de flor, pero la falta de lluvia hizo que no fructificase en su mayor parte.

Biel Torrens, presidente del sindicato agrario Unió de Pagesos, y payés de Ruberts (Sencelles) explica que "el mes de abril ha sido deficitario en agua en unos 20 ó 30 litros por metro cuadrado. Por ello las plantas no han podido madurar el fruto de la forma correcta y granar adecuadamente".

Estado deplorable

Los campos presentan ahora, en el mes en que deberían ser cosechados, un estado deplorable pues las plantas se han secado ya y apenas tienen fruto. Pero, además, las vainas tienen muy pocos granos y de mala calidad. "Tiene mucha piel y poca 'pasta'; son granos de mala calidad y poca capacidad alimenticia", explica un payés de Maria de la Salut.

Por otra parte, la debilidad de la planta ha permitido que le afectaran infecciones como la tan temida cendrada, que hace que en los frutos y partes verdes de la planta se deposite un hongo que provoca podredumbre.

Además de la falta de agua en el momento preciso, se produjo una ola de calor hace unas semanas, lo que acabó con la resistencia de las plantas. Sin fuerza, apenas han podido competir con la hierba silvestre, que ha aprovechado las lluvias, caídas después, para medrar y acabar por "contaminar" los campos y hacerlos más difíciles de cosechar.

Las habas se cultivan para consumo humano, pero cada vez más para la alimentación animal en bruto o bien para incluirlas en las diferentes recetas de piensos. El haboncillo, una especie de haba de menos calibre, sirve específicamente para alimentación animal. Es además apropiado para la alimentación, sin transformar, de aves de corral como las gallinas, pavos y palomos, que tienen una especial predilección por esta semilla. Es especialmente rico en proteína y por ello es muy apreciado para la cría de animales de cebo.

Sin embargo, los payeses cultivan de cada vez menos esta leguminosa. Martorell explica que "se debe a que da unos resultados muy dispares. Para tener una buena añada es preciso padecer varias de ellas malas". Torrens agrega que "por esa causa las fábricas de piensos han buscado fuentes alternativas pues no se podía nutrir su demanda. Esas fuentes de proteína vegetal alternativas se han encontrado en la soja transgénica; un autentico peligro y una amenaza para nuestros campos pues aquí no la producimos".

Las autoridades competentes se han apercibido de esta peculiaridad y en la última convocatoria PAC (Política Agraria Común) de subvenciones al cultivo de cereales, se ha incluido un condicionante importante por el que se vincula entre un 30 y un 40% de la ayuda al cultivo en rotación de leguminosas como: la haba, el haboncillo, el garbanzo, la guija y el guisante. La razón estriba en que son cultivos necesarios para fijar el nitrógeno a la tierra y evitar su empobrecimiento.

Las habas y el haboncillo fijan el nitrógeno mediante la acción de una bacteria ligada a los nódulos de sus raices: el rhizobium. Esa bacteria fija el nitrógeno de la atmósfera en la tierra y la fertiliza.

Variedades

La producción dispar del haboncillo y la haba en Mallorca radica principalmente en que se ha perdido prácticamente la variedad autóctona y se usan otras sin estudiar, poco seleccionadas, "que no están adaptadas a las condiciones ni de nuestro clima ni de nuestro suelo. Por ello, si hay suerte van muy bien, y la mayoría de veces van mal", explica Torrens.

Además de incentivar el cultivo mediante ayudas económicas, cosa que este año había animado a muchos payeses mallorquines, sería preciso insistir en otra línea: la investigación y selección de semillas.

Torres asegura que "si no se dedican recursos a la investigación y selección de variedades apropiadas siempre estaremos en situación precaria y nunca llegaremos a recuperar este cultivo".

Lentamente van saliendo también iniciativas encaminadas a potenciar el consumo humano de habas. El Dijous Gros de Inca, por ejemplo, pretende convertir en tradicional que ese día se consuman sólo habas en esa ciudad.

Compartir el artículo

stats