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Manacor

"¡S'Ermita es del pueblo!"

Antònia Santandreu, sobrina del fraile dominico que construyó el templo de la Mare de Déu del Roser, critica su estado

Imagen actual de los exteriores de s'Ermita de Manacor. s. sansó

Antònia Santandreu Caldentey nació el 16 de noviembre de 1916 en Manacor. A principios de siglo ,su tío, el fraile dominico Llorenç Caldentey, heredó los terrenos sobre los que proyectó y edificó la primera y única ermita del municipio, la dedicada a la Mare de Déu del Roser, a las afueras de la ciudad en dirección a Felanitx. El religioso era uno de los siete hijos del matrimonio formado por Catalina y Llorenç, sus abuelos, por lo que s'Ermita (como se la conoce de manera popular) legalmente correspondería, a su vez, a todos los sucesores familiares.

"El tío Llorenç vendió todo lo que tenía para ver su sueño cumplido", recuerda mientras enseña una fotografía de su familiar "no podía ser que Manacor fuera el único municipio de Mallorca sin una ermita". Pese a los escollos económicos consiguió su objetivo y entre 1918 y 1961 construyó la actual iglesia, junto a las dependencias hoy derruidas de las edificaciones primigenias del Puig de Santa Llúcia. "Dejó bien claro en su testamento que si en alguna ocasión la ermita era abandonada o utilizada con fines lucrativos, tanto el edificio principal como los terrenos de unas cuatro cuarteradas repletas de higueras que envuelven el conjunto, volverían a formar parte de Manacor, "¡s'Ermita es parte del pueblo!, no de particulares o de los dominicos o de la familia, ¡sino de todos!, tenga en cuenta que con los que somos nos tocaría una piedra a cada uno!", explica Antònia, quien defiende un pacto entre los Dominicos, la familia y el Bisbat para que la iglesia sea parte de los bienes públicos de Manacor.

El dominico Llorenç Caldentey. A la derecha, Antònia Santandreu.

Desde que hace más de una década la ermita fuera abandonada, todos los intentos por reactivar su uso, tanto como templo o como albergue juvenil dentro de una red gestionada por el Consell o por el propio ayuntamiento de Manacor, han sido en vano. Lo que ha hecho que su degradación sea ya alarmante.

La otra versión

Según la Associació Cultural Sant Domingo, el problema tiene otra variante. Efectivamente el conocido como Pare Olesa dejó escrita una cláusula frente al abandono, aunque según el colectivo, los terrenos deben volver a la familia Ladària, apellido que pasó a formar parte de la estirpe más tarde, cuando el doctor Luis Ladària se casó con Joana, hermana del tío Llorenç. Aunque, al final el objetivo parece ser exactamente el mismo: "Ellos tampoco quieren apropiarse de la ermita, sino simplemente que esté administrada y sirva para que todo el pueblo pueda disfrutar de ella", dice Antoni Oliver, presidente de la asociación cultural.

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