La iglesia de Sant Miquel en Son Carrió ha sido escenario esta mañana de una de las tradiciones más curiosas de la Semana Santa mallorquina y que más llama la atención a quien lo descubre por primera vez. Se trata de la función de los centuriones el Domingo de Pascua, que se celebra a primera hora justo antes del Encuentro y la misa.

Según marca una tradición centenaria, la gente que llega en la iglesia de Son Carrió poco antes de las nueve y media de la mañana se encuentra en el altar con un grupo de centuriones romanos sentados en sillas y dormidos a quien se ha encargado la tarea de velar el sepulcro.

El problema es que cuando se despiertan con la llegada del cabo se dan cuenta que Jesús ya no está, puesto que ha resucitado. En su desesperación por encontrarlo comienzan a a pegarse empujones entre ellos ya lanzarse uno encima del otro. Las risas y aplausos del público reconocen el esfuerzo de los actores y su calidad interpretativa.

Después del espectáculo de golpes y estallidos los mismos personajes -que los días anteriores han guardado la Casa Santa y han participado en las procesiones- asisten al Encuentro.