Seguro que muchos aficionados a los hongos se sintieron desolados ayer al observar el estado del cielo, que a las 9,30 de la mañana ofrecía un pronóstico poco motivador para un día de feria. Sin embargo, a pesar del mal tiempo, fueron muchos los que decidieron no perderse la feria del esclata-sang de Mancor, donde finalmente el ambiente resultó festivo, con exposiciones y ventas.

A fin de evitar los problemas de estacionamiento de este tipo de fiestas, se dispuso un aparcamiento de gran capacidad para albergar los vehículos de los visitantes, en el que, además, diversos voluntarios de protección civil ayudaban a los conductores. Y es que el protagonista indiscutible de la zona de estacionamiento era el barro, en el que las ruedas de algunos vehículos quedaban atascadas.

El colorido de los diferentes puestos ambulantes de bisutería, comidas preparadas, embutidos o ropa, poblaba las calles de Mancor. Al mismo tiempo, la banda de 'xeremiers' se encargó de amenizar la mañana con su música, desfilando por diferentes puntos del mercado. El plato fuerte se encontraba en la plaza de la iglesia, en la que se situó una carpa con el mercadillo de hongos bien resguardado de la lluvia. Los visitantes podían escoger entre los más variados tipos, desde el típico 'esclata-sang' o la 'gírgola', hasta la variedad japonesa 'shiitake' o la especie 'trompeta de la mort', una seta totalmente negra.