A media mañana, toca cambio de profesora en la escoleta de Son Caliu. Los niños la reconocen enseguida, porque no habla como ellos. Habla diferente. "¡Good moorning!", saluda con una gran sonrisa Mónica a una veintena de pequeños alumnos que están sentados en el suelo. Un poco tímidos, los niños empiezan a reaccionar, e intentan seguir las directrices de la docente. "One, two, three...", dicen con precaución. Cuando la profesora se toca la nariz y dice "nose", unos se quedan callados y otros repiten lentamente. Todo se desarrolla entre juegos y canciones, porque de eso se trata: de aprender jugando.

De hecho, la iniciativa puesta en práctica por el ayuntamiento de Calvià durante este curso y dirigida a más de 200 alumnos de último año de las escoletes municipales se llama así: Play in english (Juega en inglés). Se trata de una novedosa iniciativa en el ámbito de la educación pública a estos niveles, tal y como remarcan desde el área del Instituto Municipal de Educación y Bibliotecas (IMEB). Después de que el curso pasado ya se empezó a introducir la lengua inglesa en la educación de cero a tres años con la incorporación de material audiovisual, este año se ha añadido un equipo de cuatro profesores de inglés, que imparten en cada escoleta dos sesiones a la semana por grupo. Esas sesiones duran unos 20 minutos, porque se intenta que los niños no se cansen, según explica la gerente del IMEB, Marta Picornell. Esos docentes están contratados por una empresa externa, que se encarga del servicio del Play in English, aunque, permanentemente, trabajan en coordinación con los tutores de los centros.

Asimilación progresiva

"En estas sesiones, practican canciones y juegos. Incluso tienen una mascota. Trabajan, sobre todo, contenidos relacionados con la adquisición de vocabulario en temas como la familia, el cuerpo, los animales, los colores, la comida... Incorporamos la lengua en la actividad diaria de los niños", detalla Picornell. Para los responsables municipales de Calvià, las ventajas de empezar a introducir el inglés a estas edades son evidentes. Se trata de un momento, argumentan en el IMEB, en que, por su estado madurativo, el niño "absorbe" con mayor facilidad, a la hora de pronunciar, por ejemplo.

"Aunque tampoco pasa nada por el hecho de que los niños empiecen a los cuatro años a aprender inglés", apunta la gerente de este organismo municipal, que gestiona una decena de escoletes en el término.

A estos niveles, la introducción del inglés, paulatina y en pequeñas dosis, no ha generado las polémicas del célebre TIL. "Los padres están encantados de momento. Hay que recordar que [el aprendizaje del inglés] era una inquietud de las familias", declara la gerente del IMEB, quien concluye que, cuando acabe este curso, llegará la hora de hacer un balance más concluyente del Play in English, sin descartar incluso empezar con niños en edades más tempranas.