Hace unas semanas cuando este diario publicó que las obras del Teatre Principal de Inca estaban paralizadas se nos contestó veladamente que no, que ese día habían bajado la lámpara para limpiarla. Hace unas semanas repetimos que estaban paralizadas y otro vocero se atrevió a repetir que era mentira. Ayer el alcalde de Inca, Rafel Torres, reconoció en público que había dificultades porque tenían diferencias con la empresa. El viernes un inspector municipal constató que sólo había dos encargados en la obra, no dos albañiles. Y es que la empresa quiere más dinero; no digo que tenga razón, solo digo que no entiendo por qué había que negar que habían dejado de trabajar. Lo que ocurre en el Teatro es muy sencillo de explicar. Se han de acabar las obras antes de junio de 2015 por los fondos Feder... y por las elecciones, no nos engañemos; yo lo sé, lo saben los políticos y lo saben las empresas que quieren más cuartos. Blanco y en botella.

Gamberrada ante la puerta de la iglesia

Justo a la entrada de la iglesia de Sant Marçal (Marratxí), en una de sus baldosas, según informa Miquel Bosch, unos grafiteros, han dejado su firma, evidenciado un vez mas el poco respeto que se tiene por la propiedad privada o común, y sin calcular el gasto que ocasionan a los perjudicados para eliminar sus grafitis.