Hablar de las fiestas de Crist Rei de Manacor es hacerlo inevitablemente, al menos desde hace 28 años, de los Indis. El grupo de niños volvió a reunir ayer a unas 300 personas dentro del patio de la parroquia, que se quedó pequeño para aunar la admiración de familias enteras hacia las coreografías de la danza ancestral. Tras ello, pasadas las 19 horas, comenzaron una marcha por las principales calles del barrio, donde están arraigados, acompañados de una serie de dragones de unos cuatro metros.

Según las primeras fuentes escritas, los orígenes de la tradición se remontan a 1897, aunque todavía falta por definir el porqué se introdujo este baile en la ciudad. Ligados siempre a Crist Rei, la hipótesis más contundente dicta que los Indis desembarcaron en Manacor procedentes de Sudamérica y de la mano de un religioso dominico, quizás para competir con otros bailes similares asentados en otros barrios de la ciudad.

El grupo está formado por ocho niños que van girando alrededor de una dama, que es la que sustenta un palo coronado por un pequeño ídolo. Éste siempre queda quieto mientras los demás indis van bailando y trenzando las cintas de tela que portan en las manos, cuatro rojas y cuatro amarillas.

Actualmente los Indis ejecutan normalmente dos pares de danzas: sa Llisa, es Bot, sa Processó y sa Mamballeta, la última que se introdujo hace unos años.

Otras de las particularidades que marcan la idiosincrasia de la danza colonial es el vestuario, compuesto por tobilleras, una falda de finas tiras de esparto, varias de ellas multicolores, un cinturón de obra de palmito con una greca en rojo y verde, jersey marrón de manga larga y un turbante también de llata de donde sobresalen una decena de plumas naturales. Los Indis volverán a actuar este domingo después de la misa de la tarde, también en Crist Rei.