Los residentes de la urbanización George Sand de Valldemossa han dicho basta. Cansados de llevar años sin las infraestructuras más básicas, han denunciado públicamente la falta de mantenimiento municipal en la zona. "Nos tratan como si no fuéramos de Valldemossa, pero somos del mismo municipio y pagamos impuestos como los que más", explican desde la entidad vecinal de esta urbanización, con cerca de 80 viviendas construidas.

La asociación de vecinos recuerda que el núcleo fue recepcionado por el Ayuntamiento en 2005, lo que significa que la administración pasaba a asumir el mantenimiento de la zona. Aun así, critican, este paso administrativo no se ha traducido en mejoras para la urbanización.

Como ejemplo de ello, los residentes subrayan el hecho de que no cuenten con un servicio de agua corriente como el del resto de vecinos del municipio. "Funcionamos con camiones de agua. Cada casa debe tener un aljibe como depósito", declaró ayer una residente en George Sand.

Red de alcantarillado

Lo mismo sucede con el alcantarillado. Cuentan los vecinos que carecen de un sistema homologable al de otros núcleos habitados. Se ven obligados a apañárselas por su cuenta. "La gente piensa que esto es de lujo, porque está en la Serra y que por eso no tenemos derecho a quejarnos. Y es verdad que hay gente de dinero, pero no la mayoría", explicó la vecina, quien remarcó que, de media, en George Sand se pagan 1.900 euros por vivienda en concepto de IBI.

Ante estas reivindicaciones, el alcalde de Valldemossa, Jaume Vila, informó ayer de que se ha hecho una inversión de dos millones de euros, en el marco de los planes insulares de obras y servicios para dotar de redes de agua potable y alcantarillado al núcleo. Respecto al agua corriente, Vila dijo que se está tramitando actualmente el estudio de tarifas y confió en que para el primer trimestre de 2015 pueda estar en marcha. Sobre el alcantarillado, el alcalde recordó que existe un proyecto para que las aguas sucias vayan a parar a la depuradora del pueblo, un plan que debe pasar aún por la Comisión Balear de Medio Ambiente.

La limpieza viaria constituye otro de los caballos de batalla de la asociación vecinal. En la actualidad, esta entidad hace un bote común con los "donativos voluntarios" que realizan los vecinos para pagar a una empresa privada que se encarga de limpiar.

En este punto, el alcalde concede que el Consistorio "hace lo que puede". "El personal es el que tenemos y no podemos contratar más", arguyó.

Los problemas de mantenimiento se evidencian, además, en el estado de las farolas. Los vecinos advirtieron de que, al estar muchas de ellas rotas, representan un peligro, con el agravante del precedente de lo que pasó en Bunyola, donde un joven murió al entrar en contacto con una instalación en mal estado. El Consistorio informó ayer de que está procediendo a retirar las farolas rotas y deterioradas.