La escultura original "El Sant Sepulcre" vuelve a estar en su sitio en el cementerio de Son Sang de Sóller. A primera hora de ayer varios operarios recolocaron en el pedestal la obra tallada en mármol blanco firmada por el artista modernista Josep Llimona tras haber permanecido ausente durante dos años bajo el pretexto de ser restaurada.

Pero lo cierto es que la escultura que ayer retornó a su lugar no ha sido reparada, en tanto que presenta los mismos signos de desgaste provocados por la meteorología que tenía en el momento de ser retirada sin la preceptiva autorización municipal.

La colocación de las cuatro piezas que conforman el conjunto escultórico estuvo supervisada por técnicos del ayuntamiento de Sóller, que tomaron algunas fotografías para adjuntar al expediente administrativo que abrió recientemente el municipio tras la larga polémica que suscitó en octubre de 2012 la retirada de la obra funeraria.

La escultura llegó desmontada en cuatro piezas en un camión. Con una carretilla fueron transportadas hasta la sepultura del cementerio antiguo. Los operarios tuvieron que hacer valer su fuerza para instalarlas y encajarlas en su sitio debido al volumen y el peso de la obra. En una primera valoración, los técnicos municipales no apreciaron daños en la obra más que los que ya tenía en el momento de ser retirada. No obstante, informaron que el ayuntamiento ha encargado un informe a técnicos de la Universitat de les Illes Balears que próximamente se desplazarán al cementerio de Sóller para evaluar su estado de conservación.

Del mismo modo, señalaron que muy posiblemente el ayuntamiento acabe por descartar imponer sanciones al concesionario de la sepultura por haber incumplido el plazo de tres días que le dió el ayuntamiento para reponer la obra. El plazo acabó la semana pasada.

Una larga polémica

La retirada de la obra se efectuó en octubre de 2012 sin autorización municipal. Los propietarios se limitaron a mandar un escrito al ayuntamiento informando de su retirada para someterla a una restauración. Este escrito llegó al departamento de Urbanismo poco después de que se materializara la retirada de la pieza. Desde entonces la polémica se acrecentó y tanto el colectivo Albaïna como la comisión Llimona-Sóller (creada ad-hoc) reivindicaron el retorno de la pieza a su lugar de origen. El momento culminante de la controversia se dio en enero cuando Albaïna descubrió en un taller de Pollença que en realidad se había esculpido una réplica exacta de la escultura. Desde entonces la entidad dirigió sus protestas hacia el Consell, que actualmente estudia la declaración de El Sant Sepulcre como Bien de Interés Cultural.