Los buenos pronósticos meteorológicos quedaron confirmados y el Dijous Bo vivió ayer una de las jornadas más apacibles de los últimos años en lo que al clima se refiere. El sol lució durante toda la mañana, aunque soplaba un ligero viento que evitó que el día fuera caluroso del todo. El cielo es el mejor barómetro para medir la asistencia a la ´feria de ferias´, y el público respondió masivamente al reclamo comercial. No se alcanzaron las 200.000 personas previstas por el Ayuntamiento el día anterior, pero las aglomeraciones humanas fueron la nota dominante, principalmente en las horas centrales del día.

Eran las diez de la mañana y el centro neurálgico de la ciudad se concentraba en el portal del Ayuntamiento, donde los ediles municipales encabezados por el alcalde Rafel Torres esperaban la llegada de las autoridades. No fue muy nutrida la representación institucional, en comparación a otros años, aunque sí se contó con la presencia del president José Ramón Bauzá (ausente en 2013) y del vicepresident Antonio Gómez. También asistieron el conseller Biel Company y la presidenta del Parlament, Margalida Duran, además de los portavoces de las diferentes fuerzas políticas y una nutrida representación de alcaldes de la comarca.

La comitiva de políticos, precedida de una ´colla de xeremiers´, se dirigió al almuerzo institucional en un momento en que las calles de Inca ya empezaban a disfrutar de un buen ambiente.

Como en los últimos años, el eje central de la Fira estaba en el llamado ´mercat pagès´, ubicado en el entorno de la Plaça d´Espanya, que ayer se transformó en un auténtico museo de las flores. La calle Major y vías adyacentes recreaban el mercado tradicional, en el que los productos del campo, la gastronomía y los artículos fabricados a mano eran los protagonistas. Un paseo por el recinto payés era un gusto para los sentidos en el que se combinaban los aromas de la aceituna con el de los embutidos mallorquines.

Otro de los puntos más visitados fue la plaça del Bestiar, reconvertida en una auténtica granja en la que ejemplares puros de ´porc negre´, siempre muy fotografiados, pugnaban por el protagonismo con caballos, mulas y aves de corral y de cetrería. Allí también se llevaron a cabo exhibiciones ecuestres que dejaron con la boca abierta a más de uno.

A través de la calle Bartomeu Coc, una de las más fotografiadas de la jornada, los visitantes llegaban a la plaça Mallorca, espacio reservado a los medios de comunicación, entre ellos Diario de Mallorca, y otras empresas locales que aprovechaban la jornada para promocionar sus productos y lanzar suculentas ofertas.

La gran Via Colom se llenó de máquinas agrícolas, placas solares, piscinas y otros expositores que ofrecían demostraciones sobre sus actividades. Una de las novedades de este año fue la mayor presencia de concesionarios de vehículos en la Avinguda Reis Catòlics, muy visitada por el público.

En la Plaça de Santa Maria la Major los bomberos realizaron muestras durante toda la jornada dirigidas a los niños.

El mercado contó con la animación de diferentes grupos de música callejera, clases de cocina en vivo por parte de afamados cocineros y divertidos pasacalles. La jornada fue redonda en Inca.