¿Vale la pena el ´Dimecres Bo´?

Este año no ha sido diferente. El ruido deja de ser el mal mayor cuando al día siguiente se observan los daños colaterales provocados por quienes acuden a practicar botellón y por el incivismo de quienes se exceden en la ingesta de alcohol.

Ayer por la mañana los vendedores que debían montar en la calle de Sant Francesc tuvieron que esperar a que los servicios de limpieza acudieran de nuevo a la zona para efectuar un baldeo más concienzudo, con mangueras de agua y cepillos ante el evidente olor a orines y otros fluidos. Los funcionarios municipales encargados del mercado fueron testigos de la situación y requirieron la asistencia de los servicios de limpieza.

Unido a ello cabe destacar los daños causados en algunos de los puestos que quedaron montados y cerrados por la noche en las calles Pau y Estrella. Bien es cierto que hubo seguridad privada en la zona, pero incluso con estas medidas preventivas se cometieron desmanes. Algunas carpas fueron abiertas y usadas por personas ajenas. Francesca Riutort, vendedora de bisutería, explica que se encontró todo revuelto y restos de una orgía en el interior de su carpa.

Durante la noche jóvenes en estado ebrio arrancaron los carteles que señalizaban las zonas de artesanos y tuvieron que ser perseguidos por los guardas para recuperarlos. Al mismo tiempo se produjeron destrozos en macetas que habían colocado los comerciantes como adornos en las calles.

Mercedes Poveda, vendedoras de zapatos y complementos artesanos, denunció la sustracción de género, al igual que otros vendedores de la calle Estrella. De hecho la Policía Local detuvo a varios jóvenes durante la noche portando género robado en los puestos de venta.

Ante esta situación son muchas las voces vecinales que abogan por un traslado definitivo de la marcha nocturna al Polígono o al cuartel General Luque.