­Al contrario que otras ediciones, el Dijous Bo 2014 vino acompañado de sol y una temperatura más que agradable para pasear por las calles de Inca entre el gentío, pudiendo detenerse sin la molestia del paraguas en las diferentes exposiciones y puestos de venta ambulante. Teniendo en cuenta el cielo cubierto de la edición anterior, no es de extrañar que el buen tiempo fuera uno de los aspectos que más agradecieron los visitantes. De hecho, muchos de ellos achacaron el rotundo éxito de la jornada a la clemencia meteorológica. Tanto es así que algunos de los asistentes afirmaron sentirse un tanto "agobiados" por las aglomeraciones que poblaban las calles principales del municipio y la dificultad que entrañaba conseguir una mesa para comer o tomarse un refresco. Así, finalmente, explicaban que la solución era tomar cualquier comida rápida en un puesto de comida ambulante, renunciando al tan codiciado asiento en una terraza.

No obstante, la opinión general de la fiesta fue muy positiva, Cati Serra, pollencina, destacaba el ambiente tradicional que se creaba a partir de la decoración de los puestos ambulantes, la calle de los artesanos e incluso algunos vendedores que se habían enfundado en la indumentaria típica de los pageses "Se ha creado un clima mallorquín tradicional que me ha gustado mucho". Ese aspecto es el que valoraban casi todos los asistentes "es una tradición que no debe perderse" afirmaba Max Etter, que se desplazó desde es Carritxó para no perderse ni un detalle de la fiesta.

Visitantes noveles

Incluso José Garriga, un menorquín que asistió por primera vez a la feria hacía hincapié en "la vida que se respira en todos los rincones de Inca durante el Dijous Bo".

Otro ejemplo de visitantes noveles en lo que al Dijous Bo respecta fueron José Díaz y Balbina Rodríguez, una pareja de tinerfeños que se mostraba sorprendida, no solo por la afluencia y la extensión, sino también por la "limpieza y el orden. Dan ganas de comprar comida en casi todos los puestos, al contrario que en otras ferias, donde parece que la comida estuviera "tirada" en lugar de "expuesta".

Algunos incluso se lamentaban de que la feria sea en jueves, de modo que solamente puede ser disfrutada por los residentes en Inca, ya que muchas personas no pueden disponer de un día libre, como también muchos niños se ven obligados a perdérsela para no faltar al colegio. No fueron pocos los que se atrevieron a sugerir que, al menos los niños, que disfrutan especialmente este tipo de ferias, pudieran disponer de un día libre para ver el Dijous Bo.