Desde hace poco, los tomates se han propuesto disputar humildemente el estrellato gastronómico de los vinos en Binissalem, con permiso del arròs amb salseta y los fideus de veremar.

Los causantes de tal atrevimiento son Llorenç Pons, Joan Abrines y Alejandro Arranz quienes elaboran y comercializan el primer ketchup mallorquín a base de tomates de la isla.

No ha sido nada fácil. "Ayudas al emprendedor, no hemos visto ninguna: mucho papeleo y burocracia. También hemos tenido reuniones con entidades como Joves Empresaris quienes nos atendieron bien, pero también hay que decir muchas veces no se miraban la documentación que les enviábamos previamente a la reunión", comenta Llorenç.

Ante la falta de agilidad, los tres jóvenes, que superan por poco la treintena, decidieron coger el toro por los cuernos y sacar adelante su negocio para tenerlo todo a punto para el verano que acabamos de dejar atrás. Y así lo han hecho.

Improvisación y visión

Su idea empresarial nació de manera improvisada: "Todo empezó hace poco más de un año cuando Llorenç y yo -explica Joan- sembramos 300 tomateras. Calculamos que tendríamos unos mil kilos de tomate, pero no sabíamos qué hacer con ellos. Llorenç, que trabaja en la cocina, empezó a hacer pruebas hasta dar con una fórmula propia de ketchup".

A partir de aquí fueron dando muestras de su original receta a sus colegas, familiares y amigos, quienes después de probarlo les reclamaban otro bote.

Este verano, después de legalizar su actividad profesional, han empezado a comercializar su producto. Para ello se han abastecido de tomates de payeses mallorquines y han dedicado su tiempo a elaborar 5.000 botes de ketchup original.

Receta propia

Ketchup de Forqueta está elaborado a base de tomates de tres variedades, calabaza, cebolla, vinagre, sal, azúcar, aceite y especias, una receta que confiesan que han patentado y que ya cuenta con seguidores. Buen ejemplo de ello es que estos días cerrarán un acuerdo para vender su producción envasada en botes grandes (435 gr.), unos 530, a una empresa del sector de la restauración del norte de la isla.

Una idea con premio

Joan Abrines es alumno del IES Josep Sureda i Blanes por lo que decidió presentar su proyecto al premio 'Aliments Tradicionals de les Illes Balears', ganando en la categoría de Formación Profesional. El jurado eligió su idea por su originalidad y por dar importancia a las variedades de tomate cor de bou, pera (o frare) y ramellet.

Este reconocimiento les ha supuesto una aportación económica de 600 euros que han invertido en material, "una cifra que el conseller de Agricultura, Gabriel Company, consideró insuficiente en la ceremonia de entrega, por lo que argumentó a favor de aumentar la cuantía para la próxima edición", comentan Llorenç y Joan.

Proyectos de futuro

Durante las fiestas del Vermar, acabaron de hacer los últimos ketchups: "Aún hay tomate mallorquín en el mercado, pero no tienen la calidad que exigimos, por lo que para producir más ketchup tendremos que esperar al año que viene". La espera incluirá proyectos: crearán su propio huerto en Binissalem, siguiendo la normativa ecológica, de donde saldrán los tomates para elaborar más ketchup con sabor mallorquín.