Hace ahora una década, se suscribió una de las mayores operaciones inmobiliarias de la historia del municipio de Calvià. El majestuoso castillo de Bendinat, construido por el marqués de la Romana en 1858, cambiaba de manos. La familia Truyols, a la que pertenecía el entonces alcalde Carlos Delgado (PP), lo vendía por 25 millones de euros al grupo valenciano Astroc, liderado por el conocido empresario Enrique Bañuelos, que conoció en sus carnes el auge y posterior caída de la burbuja inmobiliaria en España.

La operación no sólo englobaba la edificación de estilo neogótico, sino también toda una finca de 800 hectáreas de extensión, con una pequeña zona de posible desarrollo constructivo lo que enseguida generó suspicacias sobre su futuro urbanístico. Unos recelos políticos y vecinales alimentados por otra operación urbanística de aquel tiempo envuelta en sospechas de especulación: la venta del Fortí de Illetes a un sociedad inversora británica.

Al margen de estas elucubraciones, lo único cierto es que, en esos primeros años, la Fundación Astroc vendió la idea de que el futuro del castillo pasaba por tener un marcado carácter cultural y cívico, planteándose incluso que fuese una subsede del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).

Desde que se anunció la compra venta de esta propiedad, hubo expectativas de que se abriese a la ciudadanía esa emblemática construcción del municipio, ubicada sobre una finca donde la tradición atribuye la célebre frase de Bé hem dinat al Rei Jaume I, lo que discuten los historiadores. A principios del nuevo milenio, Astroc podía hacer gala de poseer propiedades de relumbrón en Valencia (en la calle de la Paz) y en Madrid (un palacete en el Paseo de la Castellana). Aupado en la ola de la burbuja, este grupo empresarial aparecía vinculado en el Levante español a promociones como Nova Oropesa del Mar, Golf Residencial o Nova Almenara.

La evolución de esos proyectos de marcado carácter cultural que iba a acoger el castillo de Bendinat corrió paralela a la caída de Astroc como consecuencia de la crisis inmobiliaria a nivel estatal. En una fase reciente, el castillo salió de nuevo al escaparate inmobiliario y, el año pasado, aparecía como escenario de futuras infraestructuras.

Así, fue una de las ubicaciones que se barajó para albergar el segundo casino de Mallorca, junto a la Playa de Palma y el centro de Ciutat. La propuesta, que finalmente fue descartada en el concurso en detrimento de la del Teatro Balear, venía de la mano de la compañía alemana Merkur, centrada en la explotación de casinos.

Organización de eventos

En la actualidad, el castillo de Bendinat que construyó en el siglo diecinueve el marqués de la Romana acoge la celebración de eventos exclusivos de empresas organizados por una compañía externa. La propiedad vela por que el tipo de actos que se organizan en el castillo se adecuen a la tipología del entorno.