Un respetable y formal padre de familia, ya sexagenario, comentaba esta semana en Calvià la noticia de la que ha hablado todo el mundo: el vídeo de una felación colectiva en un local de ocio de Punta Ballena (Magaluf). No se le veía especialmente escandalizado ni ruborizado. "Yo eso mismo ya lo vi en una discoteca de Calvià a finales de los setenta", contaba. El comentario revela hasta qué punto algunos residentes están vacunados ante los excesos de turistas pasados de vueltas, especialmente en Magaluf. Llevan viviendo escándalos desde hace años, y pocas cosas les pueden sorprender ya. Y lo demuestra que el vídeo de la discordia llevase semanas circulando al menos desde el día de Sant Joan -24 de junio- por el WhatsApp de los calvianers (incluido el de algún destacado político del municipio) sin que trascendiera en exceso. La bomba, sin embargo, estalló esta semana, cuando la grabación saltó a los medios lo que tampoco deja de ser una tradición mediática de cada verano de Magaluf, amplificada ahora con mayor fuerza por la facilidad de realizar grabaciones particulares con smartphones y la viralidad que posibilitan las redes sociales. Así lo demuestra la siguiente relación de siete pecados mediáticos de Magaluf en los últimos años, en los que, por supuesto, se puede rastrear algo de soberbia, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula y pereza.

La telerrealidad que vomita

Los programas británicos de telerrealidad han encontrado un filón en esta localidad turística. Si buscan morbo para alimentar a la audiencia, no puede haber otro sitio mejor que la noche de Magaluf. Y así se pudo ver en 2011 en un capítulo del reality show de la cadena MTV ´Geordie Shore´. Un Gran Hermano que no tuvo nada que ver con el "experimento sociológico" que pregonaba la presentadora Mercedes Milà. Geordie Shore siguió las andanzas sexuales y etílicas de ocho jóvenes británicos por las calles de Magaluf, que, entre otras perlas, dejaron frases como éstas. "Sólo quiero acostarme contigo. ¡Esto es Magaluf!", le decía con dotes discutibles de persuasión uno de los concursantes, Gary Beadle, a una joven que había conocido en una discoteca. Resultó también impactante oír de la boca de otra participante, Sophie Kasaei, la siguiente reflexión durante su estancia: "Si voy a ir por ahí echando la ´pota´, qué mejor lugar para hacerlo que Magaluf".

"¡He visto cómo le robaba!"

En 2013, los espectadores británicos de la BBC pudieron ver el documental ´The truth about Magaluf´ (La verdad sobre Magaluf). Esos espectadores pudieron presenciar cómo una cámara grababa a una prostituta mientras se dirigía a un hombre mayor tambaleante y le metía la mano en el bolsillo. "¡He visto cómo le intentaba robar!", exclamaba la presentadora. Esos mismos televidentes pudieron escuchar el relato de un recepcionista sobre un caso de balconing: "Oí un fuerte ruido. Al principio, pensé que habían tirado una silla. Era una chica. Murió en el momento. Es la peor cosa que puedes ver". La difusión del reportaje generó una queja formal del Ayuntamiento.

Letra impresa y contundente

Magaluf no es sólo terreno abonado para televisiones ávidas de espectáculo. Los periódicos británicos, y no sólo sensacionalistas, han dejado para la hemeroteca titulares de impacto. "Hay un hedor en este sitio que no puedo quitármelo de la nariz", escribía en junio de 2012 una periodista de ´The Independent´ en una crónica sobre Punta Ballena. "Soy muy afortunado. No debería estar vivo", era la declaración que aparecía ese mismo año en ´The Guardian´, realizada por un superviviente a un caso de ´balconing´.

´Qué quieres que te diga´

Las televisiones nacionales han enfocado también su objetivo en Magaluf. Y lo han hecho con el tono al que se presta la realidad de la noche de neón de Punta Ballena: los excesos y los escándalos. Tuvo mucha repercusión en 2011 un reportaje emitido en un programa de la sobremesa de Cuatro, llamado Qué quieres que te diga, que motivó una carta de repulsa por parte de los hoteleros de la zona. "Magaluf está lleno de pecados", comentaba ante las cámaras un turista con la cara de color rojo-congestión. A continuación, se emitían los pecados. Pecado uno: tres turistas se acercaban a otro que estaba sentado en un banco, con una gran borrachera, y le orinaban encima. Pecado dos: una pelea multitudinaria, con decenas de personas en febril agitación como un enjambre de abejas que hubiese caído al suelo. Y pecado tres: una turista, en estado de pánico, explicando a Cuatro que le acababan de robar la cámara de vídeo. Pese a tanto pecado, el programa acabó sin expiación ninguna, sin salvación posible.

Los pecados se esconden

En los últimos años, coincidiendo con el proceso de reconversión emprendido en hoteles de la zona, se observa una tendencia a obviar, o al menos a no resaltar, el nombre de Magaluf en algunos paquetes de comercialización turística. Incluso, en algunos círculos de la conselleria de Turismo del Govern se ha planteado la posibilidad de cambiarle el nombre a la zona a efectos de promocionarla. A lo que no han llegado las instituciones es a hacer lo que hizo un verano la página web del programa de Ana Rosa Quintana, en Telecinco. Dio por bueno el topónimo de ´Shagaluf´ para referirse a Magaluf. Shagaluf es el término despectivo con el que los británicos conocen a la localidad (to shag, en inglés, significa hacer el acto sexual).

El caos del embotellamiento

El verano pasado, Javier Pierotti, con lustros de experiencia en la noche de Punta Ballena, grabó un vídeo que generó un gran impacto mediático. La grabación mostraba los apuros de unos coches para atravesar una marabunta de turistas que vieron en el incordio a los conductores una manera de pasar la noche de forma divertida. Ayer, Javier Pierotti, que escribe el blog magalufcalvia.wordpress.com, señalaba que las búsquedas en la red del vídeo de la felación colectiva habían generado de rebote más de 250.000 visitas en su grabación, con el título ´Magaluf Caos 2013´. Un año después, no ve ningún cambio a mejor en la zona. "Aquí todos calientan sus sillones y esperan que el tiempo pase lo más cómodamente posible, sin hacer mucho ruido y, claro, cobrando de los impuestos de los ciudadanos", suspiró Pierotti, quien arremetió contra el alcalde y los mandos policiales por "mirar hacia otro lado".

El pecado final, que no último

La joven irlandesa de 18 años protagonista del vídeo de la felación colectiva ha generado el séptimo pecado mediático de Magaluf. En este caso, con una repercusión sin precedentes en la historia reciente de la localidad gracias a las facilidades que existen hoy en día para grabar vídeos, colgarlos en la red y tener una difusión planetaria en cuestión de segundos. Se trata del pecado mediático más reciente, lo que no quiere decir que, visto lo visto, sea el último.