El pleno municipal (y tremendamente ordinario) de Manacor tuvo, sin embargo, un final divertido. Se debía pasar a discutir la moción presentada por el PSM, solicitando un referéndum estatal para que todos los ciudadanos puedan elegir si quieren mantener una monarquía, en la figura de Felipe VI, o bien pasarse de nuevo a la república. La votación implicó que todos los concejales tuvieran que mojarse, lo que propició algunas sorpresas y una discusión final.

Los desmarques

La ausencia de uno de los dos ediles del PSM, Miquel Oliver, hizo que la votación acabara en tablas. Hubo seis votos a favor: los de Joan Llodrà (Esquerra), Sebastià Gaià (PSM), los tres del PSOE y el porteño Bernat Amer, siempre favorable al poder de libre decisión. La media docena de ´nos´ estuvieron representados por los tres concejales del Partido Popular, los dos de Alternativa Liberal de Manacor y Maria Bover, integrante del equipo de Antoni Pastor, que desoyó la abstención en bloque que Coalició per Manacor (es decir, los exPP partidarios del alcalde), que sumaron ocho adeptos.

La discusión

Así las cosas, y con un empate técnico sobre la mesa (y la consulta de si debe haber consulta), se repitió la votación nominal, con idéntico resultado. Fue entonces cuando el nuevo secretario del ayuntamiento de Manacor, Nicolau Conti, ´animó´ a Pastor a desempatar con un voto de calidad; a lo que éste le respondió (de nuevo) con la ambigüedad de la abstención.

Pastor dijo estar de acuerdo con un referédum, para, acto seguido, argumentar que "ahora no es el momento". Conti siguió insistiendo en que el voto de desempate de un alcalde debe ser o sí o no (de lo contrario es imposible romper el entuerto), por lo que ambos acordaron que el secretario redacte un informe técnico para ver si es obligatorio que el alcalde tenga que ´mojarse´ en este sentido. Eso hará que en el próximo pleno vuelva a plantearse la cuestión. Aunque si Oliver está esta vez presente, quizás la calidad ya no sea necesaria.