Adquirir conocimientos sobre la naturaleza o el medio ambiente es a veces más sencillo con una simple excursión que dando mil clases encerrado entre cuatro paredes. Eso comprobaron ayer de primera mano 320 alumnos de cuatro colegios del municipio de Selva.

Aprovechando la jornada mundial de Medio Ambiente, el Ayuntamiento de dicho municipio, junto con la empresa suministradora Aguas del Término de Selva, decidieron invertir en la formación ecológica de dichos alumnos. Financiaron una clase práctica de todos ellos en la finca Menut, situada en el término de Escorca.

Los niños y niñas accedieron desde sus respectivos pueblos: Caimari, Moscari, Biniamar y Selva, mediante autocares. Una vez en la finca pública desayunaron y se dividieron en grupos para asistir a charlas y demostraciones tan variadas como interesantes.

Los más pequeños, con un lenguaje mucho más sencillo que los mayores, aprendieron cómo es el ciclo reproductor de las plantas. Como de una pequeña semilla puede brotar un gran y frondoso árbol sólo con que se den unas circunstancias adecuadas de un suelo fértil, humedad, luz y temperatura idóneas.

Asistieron atónitos a clases donde no sólo escuchaban teoría sino que podían tocar con sus manos plantas como el romero (Rosmarinus officinalis) y notar como desprendía sus aceites e impregnaba su piel de un delicado aroma; o como la lavanda (Lavandula dentata) hacía lo propio obligando a un jovencito a exclamar: "¡Huele igual que mi colonia!" A lo que un sonriente monitor de la conselleria de Medio Ambiente respondía: "Es que tu colonia se extrae de esta planta".

Asistieron asombrados a explicaciones como la de que en Menut se cultivan alrededor de 500.000 plantas de unas treinta especies diferentes para repoblar espacios públicos degradados.

Nuevos pinos

También observaron como de forma trabajosa y paciente se desgranan piñas de pino para extraen los diminutos piñones. Como son desecados y conservados hasta la hora de plantarlos y obtener nuevos pinos con que repoblar zonas asediadas por incendios, o espacios públicos como los jardines de su pueblo o los patios de sus propias escuelas.

No obstante, donde los más pequeños quedaron embobados fue ante las motobombas y las explicaciones de los bomberos forestales.