­Lo que hace ahora trece años se inicio, como una aventura por parte del Club de Motos Históricas de Marratxí, con el paso de las distintas ediciones de la feria Motor-Retro, se ha convertido en un punto de encuentro para aficionados y coleccionistas del mundo del motor.

Este año, según los organizadores, han participado más de cien expositores, que han ofrecido sus productos. Incluso han venido expresamente desde la península, dado el auge que esta feria poco a poco ha ido adquiriendo.

Desde primeras horas de la mañana la afluencia fue aumentando, tanto por parte de curiosos, como de interesados en adquirir alguna de las joyas que estaban a al venta, como dos Fort Mustang, que parecían sacados de fábrica; distintos Seat 1430; Peugeot 403, o Renault 4x4 o 4L; Citroën 2 caballos, Rolls Royce. El precio de venta variaba según el vehículo, pero el inferior no bajaba de los 2.000 euros, según la conservación del vehículo.

Algunos únicamente se exponían con un claro letrero para que no se tocasen. Uno de los vehículos que llamó la atención fue un Wellington totalmente pintado de rojo y que llevaba una sirena, como si fuera un vehículo que hubiera pertenecido a alguno de los cuerpos de emergencia alemanes, bomberos o policía.

Las motos también tuvieron su representación. Así se pudieron observar motocicletas restauradas, como las que utilizaba la Guardia Civil de Tráfico o Policía Local: las populares Sanglas. Tampoco faltaron a la cita las Ossa y Bultaco; todas ellos sellos españoles que marcaron una época en el panorama motociclista de los jóvenes de los años 70. Tampoco podían faltar las famosas Vespa y Lambreta. La feria puede visitarse hasta este mediodía.