Fue en abril de 1989 cuando el ayuntamiento de Manacor aprobó emprender el último gran asfaltado de calles del municipio: 200 millones de pesetas para Manacor, Porto Cristo, Son Macià y Cala Murada para todas aquellas vías con el alcantarillado ya creado. Era la erradicación de aquel fantasma llamado popularmente Manaclot, que atemorizó a sus ciudadanos y visitantes durante los ochenta y que destruyó más de un amortiguador poco acostumbrado. El Ayuntamiento prometió entonces eliminar los puntos negros antes de comenzar la década. Las obras en la ciudad empezaron por el barrio de sa Torre, continuaron por Santa Catalina i els Creuers y sa Moladora y terminaron por el parque municipal y Baix des Cós.

Tras 24 años de ´calma´ y parches puntuales, tanto Urbanismo como los Servicios Generales deberán rescatar partidas para el mantenimiento de un piso cada vez menos compacto y que se llena de charcos a poco que lleguen las lluvias.