Muy atrás quedaron las décadas de esplendor de lo que fue un gran teatro. De la época de los populosos desfiles de carnaval, de las sesiones continuas de cine, de los espectáculos musicales de los Valldemossa o Manolo Escobar entre muchos otros, de la época en la que muchos partidos políticos, como el reformista de Miquel Roca Junyent, realizaron sus mítines políticos o de los grandes estrenos teatrales.

El teatro Defensora Sollerense está en sus despojos y atrás queda su época más dorada. El edificio de la calle Real languidece olvidado de todas las instituciones públicas y poco a poco el polvo, la carcoma y los excrementos de palomas van devorando un edificio que antaño fue todo un emblema de la sociedad sollerense. El Defensora era un símbolo más de la prosperidad que hace un siglo tuvo Sóller, del apogeo de su sociedad y un fiel reflejo del estatus económico que llegó a tener un municipio que se abrió a Francia y Sudamérica con las exportaciones y la emigración.

La Defensora Sollerense es una sociedad deportiva de Sóller que fue creada en 1877 con el nombre de ´Sociedad Defensora Sollerense, sociedad de artesanos y labradores, recreativa y de socorros mutuos´. Como señala su nombre original, era una sociedad asistencial para sus afiliados, básicamente de extracción social modesta.

En 1959 se suprimieron todas las actividades de previsión social y socorros mutuos, limitándose desde entonces a fines culturales y posteriormente en exclusiva a prácticas deportivas. Actualmente la Defensora mantiene su actividad a través del ciclismo y el cicloturismo bajo la denominación de Club Ciclista Defensora Sollerense (CCDS), obteniendo buenos resultados a nivel nacional. A pesar de su denominación actual, la asociación deportiva fomenta todo tipo de actividades sin estar necesariamente relacionadas con el ciclismo, como el tiro de honda.

La entidad mantiene su local social en la calle Reial desde su fundación. Con los cambios sobrevenidos en la sociedad en cuanto a sus actividades ha perdido toda la utilidad que tuvo en el pasado y permanece cerrado.

Destaca por sus dimensiones su teatro, el cual fue escenario de todo tipo de actos y acontecimientos sociales en Sóller en épocas pasadas. El edificio fue cedido al ayuntamiento de Sóller en 1998, con el propósito de rehabilitarlo y convertirlo en un auditorio municipal.

Pero el proyecto nunca prosperó. El municipio impulsó la substitución de la cubierta del edificio dado su grave mal estado que ponía en entredicho todo el edificio. Invirtió cerca de 300.000 euros en la cubierta y hace unos años el Govern habilitó dos aulas que hoy se utilizan como centro de adultos. Pero el grueso del edificio está moribundo. Los viejos telones están ya irrecuperables, algunos carteles están destrozados y las pocas butacas que aún permanecen en la platea están inservibles.

La vida del teatro se acabó hace cerca de 20 años y hoy en día las palomas son las únicas inquilinas de un edificio que cada vez está más deteriorado. El proyecto para su rehabilitación espera a épocas mejores y mientras tanto el Defensora sucumbe al paso del tiempo, con los ecos del pasado que aún retumban en sus paredes.