En ocasiones los archivos históricos municipales esconden sorpresas inesperadas. Le pasó hace poco al ayuntamiento de Santa Margalida, cuando descubrió que uno de sus paisanos más internacionales, Joan March Ordinas, había sido declarado como Hijo Ilustre de la localidad en el año 1956, un hallazgo que encendió el debate en la Vila sobre si sería necesario retirar el reconocimiento al financiero, que no goza de muchas simpatías en su pueblo natal, o bien dejarlo tal y como está porque, en definitiva, el documento responde a un episodio histórico, y ya se sabe que la historia no puede modificarse.

La primera reacción del equipo de gobierno ´margalidà´ al descubrimiento de la distinción de March no se ha hecho esperar. El alcalde Antoni Reus (Suma pel Canvi) ha ordenado a los encargados del archivo municipal la elaboración de un informe detallado sobre las distintas personalidades de la Vila que forman parte del listado de Hijos Ilustres, un dato que, en la actualidad, desconocen los responsables municipales. "Hemos detectado un problema, y es que no sabemos cuántos Hijos Ilustres tiene Santa Margalida ni si los que están considerados como tales lo son realmente", apuntó ayer Reus.

Un nuevo descubrimiento

El historiador Antoni Mas se ha puesto manos a la obra y ya ha recogido los primeros frutos. Ha descubierto que otro conocido ´margalidà´ con una estrecha vinculación con Juan March también había sido declarado Hijo Ilustre en el año 1922.

Se trata de Miquel Ordinas Santandreu, secretario del financiero, que fue distinguido por el Ayuntamiento por sus gestiones para acelerar la construcción de dos importantes edificios:la escuela de la Graduada y la estafeta de Correos. Mas explica que "las fuentes orales cuentan que Ordinas aprovechó el hecho de ser el secretario de ´Verga´ para conseguir estos proyectos para el pueblo, algo que legalmente no podía hacerse pero que, en definitiva, benefició a Santa Margalida".

Una curiosa declaración que, en la actualidad, sería impensable y que tal vez motivaría la imputación del autor de la "incontable gestión" (según el escrito oficial en poder del archivo) por un presunto tráfico de influencias. En este caso, la declaración de Hijo Ilustre no fue suficiente y la institución municipal honró a Ordinas con una calle a su nombre.

La lucha contra el Comte Mal

Además del secretario de Juan March, y sin descartar futuros hallazgos entre los archivos, el pueblo de Santa Margalida tiene otros tres Hijos Ilustres: el propio financiero, el orientalista Joan Mascaró i Fornés y Baltasar Calafat, un ´vilero´ del siglo XVII que lideró a sus paisanos contra el conde Santa Maria de Formiguera, el legendario Comte Mal, que tenía intención de hacerse con el dominio territorial de la comarca. Calafat fue asesinado un 24 de noviembre de 1647 en Palma por orden del poderoso aristócrata, que envió a dos sicarios para acabar con su vida ante la atenta mirada del propio Comte Mal. El ayuntamiento de Santa Margalida le declaró Hijo Ilustre en 1998. También tiene una calle dedicada.

En el extremo contrario se sitúan aquellas personalidades que, a nivel popular, tienen una gran consideración en el municipio y cuyos retratos cuelgan del salón de plenos municipal, pero que nunca han sido declarados como Hijos Ilustres. Son ejemplos de ello el cardenal Antonio Cerdà y Lloscos (Santa Margalida, 1390-Roma, 1459), "primer ´viler0´ en escribir un libro", según explica Antoni Mas; Joan Ordinas i Tous (Santa Margalida, 1839-Girona, 1899), un célebre cantante de ópera que recorrió los principales teatros de Europa y América; Sebastià Crespí, eclesiástico ´vilero´ que donó al Ayuntamiento una buena parte de sus bienes para posibilitar la construcción del Hospital; o Baltasar Calafat i Danús (nacido en Santa Margalida en una fecha indeterminada y fallecido en Palma en 1735), maestro en artes y calificador del Santo Oficio que escribió por primera vez la historia de Santa Margalida.

El trabajo entre los archivos es arduo, pero también apasionante para un historiador. Antoni Mas explica que, en el proceso de búsqueda de los Hijos Ilustres de la localidad se han encontrado algunos datos interesantes desconocidos por la mayoría de ciudadanos del municipio, como la existencia de acuerdos plenarios durante la dictadura franquista que proponían cambios en el nombre de las calles que no llegaron a aplicarse nunca "por ser demasiado exagerados". Un ejemplo: la calle dels Clavells de Santa Margalida tenía que llamarse calle de los Mártires del Monasterio de la Cabeza.