El ayuntamiento de Sóller aprobó ayer solicitar a la Gerencia regional del Catastro una nueva revisión de los valores de los inmuebles de Sóller para que se haga efectiva en 2016. A la vez decidió rebajar el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) en un 0,02 % a partir del próximo año, un plan que prevé repetir la misma bajada hasta el 2020 y crear una comisión técnica para asesorar a los ciudadanos que quieran solicitar una revisión avanzada del valor de su casa de forma individualizada.

Estos son, a grandes rasgos, los acuerdos que ayer vieron la luz después de tres horas de debate intenso y polémica en la que equipo de gobierno y oposición se hicieron reproches mutuos en dos sesiones plenarias, consecutivas y prácticamente calcadas. De hecho, la oposición abandonó el segundo pleno por estar en desacuerdo con la fórmula seguida por el PP (dos plenos), por lo que este partido se quedó solo aprobando una rebaja que había llegado al pleno a instancias de la oposición.

A efectos prácticos la rebaja del tipo impositivo no supondrá cambios sustanciales al bolsillo del contribuyente, porque seguirá pagando más en el 2014 a pesar de la reducción del coeficiente. Se explica porque los valores catastrales están en proceso de actualización hasta el año 2020 y cada año van subiendo.

Para evitar que los valores alcancen el importe final que tendrán en 2020, que como se dijo en el pleno pueden suponer la quiebra económica de muchas familias sollerenses, el pleno decidió pedir al Catastro que haga una revisión de los valores en año 2016. ¿Y por qué dentro de tres años? Porque entre revisión y revisión debe pasar un mínimo de cinco años (la anterior es de 2011) y porque, también, el ayuntamiento está obligado a incrementar los ingresos para poder hacer frente al retorno del dinero que le prestó el Ministerio de Hacienda para pagar las facturas de los proveedores en el año 2012.

La toma de todos estos acuerdos no estuvo ausente de controversia. Los concejales de la oposición calificaron la rebaja de "insulto a la inteligencia de los ciudadanos" y por ello se ausentaron en bloque de la sala de plenos antes de votar.

Estos grupos (PSOE, Entesa y Progressistes) habían forzado la celebración de un pleno en el que solicitaban la rebaja del IBI hasta el 0,65 % en el próximo ejercicio, mientras que Simarro convocó una segunda sesión con un planteamiento totalmente diferente: la rebaja progresiva del 0,02% anual hasta 2020.

Mayoría absoluta

Pero Simarro hizo valer su mayoría absoluta para ganar las votaciones, no sin antes recibir duras críticas por parte de la oposición por no haber querido consensuar un acuerdo. La oposición le recordó que ligó con el ministerio de Hacienda -mediante el plan de pago a proveedores- la economía municipal durante los próximos ejercicios, lo que en la práctica ha derivado en un incremento de la carga impositiva. El alcalde, por su parte, acusó a la oposición -que gobernó durante la legislatura anterior- de haber sido la promotora de la revisión catastral y de haber aumentado el IBI. También le echó en cara el haber impulsado el plan de saneamiento que recomendaba revisar este impuesto. La oposición le replicó que el plan de saneamiento, que había aprobado el pacto a cuatro meses de las elecciones, después lo usó Simarro para aprobar el plan de ajuste con el que el IBI terminó consagrándose como la máquina para ingresar dinero.