La plaga del picudo rojo que afecta a las palmeras de Mallorca podría haber perdido la virulencia inicial desde que el voraz escarabajo fuera detectado en la isla por primera vez en el pasado año 2006. Según los datos aportados por el departamento de Agricultura de la conselleria de Medio Ambiente del Govern, el último recuento de afectación realizado este año ha contabilizado menos de un millar de palmeras afectadas por la plaga, un dato que contrasta con los 2.400 árboles enfermos que fueron registrados en 2012, por lo que la incidencia de la plaga se habría reducido más de un cien por cien en el plazo de doce meses.

A pesar de que los datos invitan al optimismo, aún no se dan las circunstancias adecuadas para bajar la guardia en la lucha contra el picudo rojo. El jefe del servicio de Agricultura del Govern, Andreu Juan, explica que la del escarabajo que ataca a las palmeras "sigue siendo la plaga más preocupante" de las que atacan actualmente a los cultivos y plantas de la isla porque "escapa" al ámbito de actuación de la administración, ya que se reproduce rápidamente en los jardines privados, circunstancia que la convierte en muy peligrosa y difícil de controlar.

"Es cierto que la plaga empieza a estabilizarse en la isla por primera vez desde su detección, pero también lo es que su nicho ecológico se ha reducido mucho porque el coleóptero ha matado ya a muchas palmeras", añade el jefe del área de Agricultura.

Punto de inflexión

Independientemente de las causas que han motivado esta reducción en el número de palmeras afectadas por el insecto, los técnicos tienen claro que se ha producido un punto de inflexión por primera vez desde que se inició la lucha contra la plaga. La concienciación ciudadana sobre la peligrosidad del picudo rojo y los tratamientos fitosanitarios que se pusieron en marcha hace unos años para frenar la evolución de la enfermedad son factores que, sin duda, han influido de forma determinante.

Sin embargo, no todo son datos positivos. Menorca deberá aplicar los protocolos de emergencia si no quiere ver cómo la plaga avanza tan rápidamente como en Mallorca. Y es que, por primera vez, este año se ha detectado una palmera afectada por el picudo rojo en la isla vecina, concretamente en una zona próxima al aeropuerto de Maó, lo que permite suponer a los expertos que el coleóptero ha aterrizado por vía aérea. Por contra, en Eivissa la enfermedad de las palmeras se ha estabilizado.

En Mallorca, los municipios más afectados por la presencia del picudo rojo siguen siendo Palma, Llucmajor y Marratxí, por una parte, y los del norte de la isla, principalmente Pollença y Alcúdia, por otra. En las zonas donde se han detectado más palmeras enfermas, los operarios de la Conselleria ya no se dedican a cortar los árboles, una práctica que sí se lleva a cabo en aquellos municipios con menos afectaciones con el objetivo de frenar la evolución.

Los investigadores se muestran muy cautos sobre los datos positivos registrados este año, ya que están convencidos de que en el plazo de varios meses se detectarán nuevos casos, cuando las larvas salgan de la palmera, si bien esperan que ya no se alcancen las cifras negativas de los últimos años. "No podemos bajar la guardia y seguiremos insistiendo hasta que lleguen más recursos económicos para luchar contra la plaga", explica Andreu Juan, quien lamenta que el Ministerio de Agricultura "cree que se trata de una batalla perdida". De momento, Madrid sigue enviando dinero para invertir en la lucha contra el picudo, pero los recursos "son escasos y llegan tarde", añade.

Trampas para insectos adultos

La guerra contra el voraz coleóptero importado ha llevado a la conselleria de Agricultura a implantar planes piloto como la colocación de trampas en la zona norte de la isla, que durante un tiempo fue considerada como la ´zona cero´ de la plaga. Desde el pasado mes de septiembre y en coordinación con el departamento de Zoología de la UIB, se han distribuido unas 200 trampas entre los municipios de Pollença y Alcúdia que se ubican en puntos alejados de las palmeras con la intención de cazar a los escarabajos adultos. Hasta la fecha, los resultados han sido discretos: tres o cuatro ejemplares capturados por trampa y semana. Unos datos que, seguramente, mejorarán en los próximos meses.