A excepción del temporal que cayó de forma violenta el pasado martes en la isla, el otoño mallorquín arrastra un déficit de lluvias importante que, combinado con las altas temperaturas que han reinado hasta hace unos días, generan un caldo de cultivo idóneo para las plagas y enfermedades que se ceban con la ´foravila´.

Desde el departamento de Agricultura del Govern explican que en determinados puntos de la isla, y principalmente en el Pla, "empiezan a verse síntomas de sequía y las semillas no germinan de forma adecuada". Esta situación afecta sobre todo a las zonas cerealísticas, donde la preocupación es máxima y así se hace constar diariamente a la administración por parte de los productores.

Los técnicos de Agricultura han detectado algunas situaciones que destacan por su anormalidad. "Hemos visto cómo algunos almendros vuelven a sacar hojas en determinadas zonas de la isla donde ha llovido más", explica Andreu Juan. Esta circunstancia es preocupante porque estos árboles "consumen las reservas que deberían guardarse para el año que viene, cuando llegue el momento de florecer y sacar las hojas".

Por otra parte, las enfermedades que afectan a los productos agrícolas se han multiplicado en los últimos años, con unas 40 plagas de nuevo cuño.