Si hubiese que valorar, en función del nivel de presencia policial, el potencial peligro que entrañaba para los señores gobernantes municipales de Calvià la concentración convocada esta semana por la comunidad educativa delante del Ayuntamiento, podría afirmarse sin dudas que el riesgo era igual que el que hubiese generado un simposio de yihadistas con muy malas pulgas. Los agentes estaban por todos lados. Con furgones, en la carretera de acceso a la sede consistorial. En la entrada del Consistorio. Ya dentro, en las escaleras que conducen a la sala de plenos. Incluso, en la puerta por la que se entra al salón plenario. Agentes, agentes y agentes.

?Por estar, hasta estaba el inspector jefe de la Policía Local de Calvià, José Antonio Navarro, y su antecesor en el cargo, Jaume Marcó. Por lo visto, la marea verde educativa era muy temida, si bien durante el pleno apenas se vieron más de cinco o seis camisetas verdes contra el TIL. Y eso sucedió porque, mucho antes de que empezara la sesión, el salón ya estaba lleno. Un hecho insólito en las últimas legislaturas si dejamos de lado los plenos de investidura de los alcaldes. Los altos cargos de confianza y otros mandos intermedios respondieron al toque de corneta y ejercieron de improvisada Guardia de Corps para que la grada política no se tiñera de verde. La estrategia surtió efecto, y hasta los regidores del PP fueron aplaudidos cuando entraron en el salón de plenos, igual que se hace en el Santiago Bernabéu o el Camp Nou cuando entran Cristiano o Messi, algo que el alcalde Manu Onieva aseguró después que no le había gustado especialmente.

La contestación tajante de Onieva

La representante de las asociaciones de padres y madres de alumnos de Calvià en el último pleno municipal, Marga Plomer, intervino para denunciar que con el TIL "se ha creado un problema donde no lo había" y para reclamar al PP que "escuche a la comunidad educativa". El alcalde Manu Onieva le respondió, tajantemente: "No me diga cómo hacer mi trabajo como político", agregando que a él no se le ocurriría decirle a un docente o cualquier otro profesional "cómo hacer su trabajo".

El hombre que insistió en 23 ocasiones acaba teniendo éxito e interviene en el pleno

Resistir es vencer. En España, sobre todo. Ya lo dijo el último presidente de la Segunda República, Juan Negrín, que, sin embargo, no acabó venciendo. Esa máxima se la han aplicado políticos como Mariano Rajoy, quien pese a dos derrotas electorales perseveró hasta vencer en los últimos comicios. En el ámbito de Calvià, la frase debe de figurar también en la cabecera de la cama del dirigente de Facua Baleares y líder local de Esquerra Unida, Alfonso Rodríguez Sánchez. Esta semana, logró intervenir en el pleno municipal. En su intervención, en la que pidó explicaciones al equipo de gobierno por el control en los mercados municipales, se felicitó, porque después de "23 veces" en que le habían denegado su participación finalmente había obtenido un sí. Negrín estaría orgulloso de él.