Desde lo alto del Ayuntamiento preside el centro de sa Pobla y durante años ha sido testigo directo del paso del tiempo y de la evolución que ha sufrido el municipio. Tantas vivencias han pasado factura al reloj de sa Quartera, cuyo deterioro físico ha sido durante décadas más que visible.

Ahora, y justo en el año en el que el reloj cumple su 150 aniversario, se ha apostado por rejuvenecer su imagen y restaurar la parte exterior del mecanismo.

El consistorio de sa Pobla ha confiado en el artista local Andreu Company, quien ha sido el encargado de someter a sa Quartera a un particular lifting que le ha devuelto el esplendor de años pasados. No es la primera vez que el municipio encarga una restauración al artista, ya que Company fue quien restauró tanto los cabezudos como los demonios que son los protagonistas durante las fiestas de Sant Antoni.

Trabajo intenso

Durante dos días Company trabajó intensamente en la renovación estética del instrumento, pero no fue tarea fácil, porque toda la intervención tuvo que llevarse a cabo in situ. El reloj no es desmontable y para poder llegar a él se necesitó la ayuda de una máquina elevadora que situó al restaurador a 18 metros de altura, cara a cara con la esfera de la maquina del tiempo. "Restaurar sa Quartera fue realmente complicado debido a la inestabilidad de la grúa y al hecho de que el reloj seguía funcionando durante todo el proceso, pero fue una experiencia única y la intervención era más que necesaria", explica Andreu Company.

Décadas de olvido

Se desconoce cuándo fue la última vez que la parte exterior del reloj fue mejorada pero su mal estado actual hace pensar que llevaba décadas sin ser tratada. La única referencia documental que certifica una intervención revela que en 1900 la esfera fue restaurada completamente aprovechando que se mejoraba la campana y la torre, pero desde entonces no se sabe a ciencia cierta si se ha intervenido de nuevo, a diferencia del interior, que ha sido sometido a diferentes arreglos a lo largo de los años.

El proceso de restauración, valorado aproximadamente en 600 euros, se inició con una limpieza en profundidad de la esfera, seguida del arreglo, mediante el uso de pasta acrílica, de los desperfectos que presentaba la superficie. A continuación, se pintó de blanco toda la superficie, tapando así los números romanos que marcan las horas. Posteriormente Company los fue pintando de nuevo y desde cero uno a uno, primero dibujando el contorno y luego rellenando el interior. Para evitar que el reloj se deteriore de nuevo, se optó por utilizar un tipo de pintura llamada cola caucho, que acepta muy bien los cambios de temperatura y soporta el color. Y es que el principal problema con el que se topa el reloj es que no tiene una protección de cristal que lo proteja de las inclemencias del tiempo.

La restauración de la parte externa del reloj llega meses después que se modernizara la maquinaria del aparato, pasando de un sistema mecánico a uno electrónico. La estructura del reloj estaba oxidada y era ya habitual que estuviese más tiempo sin funcionar, debido a las constantes averías, que marcando las horas. Tras el cambio en su funcionamiento, fueron muchos los vecinos que trasladaron al Consistorio la necesidad de modernizar también su apariencia, y el Ayuntamiento ha apostado ahora por ello.