­Un juego de estrategia casi militar como el paintball no ha ideado aún la estratagema ideal contra un enemigo tan pegajoso como la crisis. La capea como puede. Representantes del sector aseguran que están potenciando la atracción de turistas para diversificar el mercado y los hay que se quejan de que las nuevas normativas se dedican a entorpecer aún más su actividad empresarial.

Se refieren así a la decisión del ministerio del Interior de cambiar el reglamento de armas para incluir en él el armamento que se usa en el paintball y en otra variante de esta práctica, el airsoft. Desde las instalaciones de Búnker Indoor, su encargado, Felipe Cao, no ve la necesidad de este nuevo legalismo. Subraya que ya se trata de un sector suficientemente reglamentado. Y dice que tienen que registrar las marcadoras, dejando constancia del número de serie de cada arma, además de existir limitaciones para transportar ese material fuera del municipio donde tienen la licencia.

Este dispositivo, remarca, sólo está concebido para "bolas de pintura". "No lo puedes emplear para otra cosa. No lleva percutor ni nada. No la puedes convertir en una arma de fuego", declara. Cao refiere que la semana pasada ya recibieron una llamada de la Policía Local informándoles de las novedades y recordándoles que deberán registrar las armas ante la Guardia Civil.

Andrés García, accionista y trabajador del Paintball Fantasy de sa Pobla, incide también en que ya existe una regulación. "Nosotros tenemos una licencia sacada con el Ayuntamiento, y si ahora tenemos que pasar por la Guardia Civil para obtenerla, lo veo bien", manifiesta García, quien prefiere usar el concepto de marcadora para referirse a este instrumental. "No tienen ningún peligro. Están catalogadas como grupo 4 A, que es la categoría más baja. En cinco años, no hemos tenido ningún tipo de problema", agrega.

En esa misma línea se pronuncian fuentes del Paintball Marratxí. "Con las ´marcadoras´, no pasa nada. Nunca ha pasado nada", sostienen. Estas fuentes añaden que ya registraban en dependencias de la Guardia Civil las armas que compraban, para así curarse en salud. García considera que la decisión de aplicar esta regulación no obedece a la necesidad de estrechar el control sobre los paintball, sino sobre la proliferación de la venta de este material en internet.