Unas dos toneladas de carbón vegetal obtuvieron ayer los esforzados carboners que trabajaron en la sitja de Caimari. Ardió durante once días para ser la protagonista indiscutible de la feria de la Oliva de este año. Cabe destacar que el evento llegaba a su decimoquinta edición.

Muchos fueron los curiosos que ayer se congregaron alrededor del ardiente montículo para ver como se seleccionaba el carbón. Entre ellos, la presidenta del Consell, Maria Salom, que destacó que "es importante dar a conocer estos usos ancestrales, puesto que el 90% de mallorquines jamás ha visto como se hacía el carbón en la Serra de Tramuntana".

El pueblo quedó copado hacia el mediodía ante la gran cantidad de visitantes que acudieron. Tanto es así que la carretera de Selva se veía casi colapsada con una gran fila de vehículos que intentaban acceder. El Ayuntamiento había previsto varias fincas rústicas como aparcamiento provisional para dar cabida a tal aluvión.

La plaza del pueblo se llenó de expositores de aceitunas y de aceite, además de otros productos de alimentación y típicos. Se vieron algunas novedades interesantes como los aceites propuestos por Mariano Gual, de Jornets, o los del exconseller de Agricultura, Joan Mayol, comercializados bajo la marca Verderol.

Uno de los productos que despertó mayor interés fue un molde, que comercializaban los hojalateros, y que permite elaborar empanadas mallorquinas exactamente iguales.

Los feriantes estuvieron toda la mañana mirando al cielo y éste les respetó hasta las 15 horas, cuando un aguacero deslució el resto de la jornada.