La XIII edición de la Fira de la Mel de Llubí fue un año mas el gran escaparate de la industria melífera, y de paso se convirtió en ante el resto de Mallorca a las asociaciones y actividades del pueblo. Desde muy temprano, la concentración de visitantes en la plaza fue constante. Allí se instalan los expositores, tanto productores de miel como los que ofrecen materiales relacionados con la apicultura. A medida que transcurría la mañana fue aumentando la afluencia de visitantes a la plaza. Acompañaba el día, marcado por un tiempo primaveral solo amenazado por negros nubarrones que respetaron la fiesta hasta las 15 horas, cuando descargaron toda la lluvia que atesoraban.

No faltaron otros productos artesanales, como el vino y las alcaparras. La mayoría de entidades cívicas y culturales de la localidad también estuvieron presentes, dando a conocer sus actividades.

Uno de los puestos mas alegres, como ya ha ocurrido en anteriores ediciones, fue el dedicado a uno de los productos típicos y por el cual es muy conocido Llubí, las famosas alcaparras.

Durante toda la mañana, un grupo de ball de bot fue ejecutando distintos bailes con sus intérpretes ataviados con los típicos trajes mallorquines.

Aparcamiento

Hacia el mediodía la aglomeración de público era notable haciendo muy difícil aparcar en las calles adyacentes a la feria. Entre los visitantes había numerosos extranjeros, los cuales se interesaron tanto por la miel como por los productos locales.

Uno de los expositores que llamó la atención, como ocurre en cada edición, fue el de la empresa dedicada al suministro de materiales para dedicarse a la apicultura. Esta firma expuso los trajes para protegerse de las abejas , que muchos visitantes únicamente habían visto por televisión,.

También recibió muchas visitas un puesto en el cual se podía degustar un pedazo de pan con sobrassada y miel, una combinación mallorquina muy típica.

Para dar mas realce a la feria, del surtidor de la plaza brotaba agua teñida con el dorado color de la miel.