En la part forana, el tiempo es cíclico. Año tras año, se suceden con precisión de agujas del reloj las temporadas de fires, de pesca, de caza, de siembra y recolección. Y, también, de las calculadoras. Sí, calculadoras para hacer miles de sumas y restas y divisiones y porcentajes que deben marcar la hoja de ruta de los ayuntamientos durante el próximo año: los presupuestos. En esta época del año, los equipo de gobierno empiezan a diseñar estas líneas maestras. Cada vez más, un sudoku que no hay quien lo resuelva.

Una ronda de consultas entre más de una decena de alcaldes de la part forana deja unas cuantas conclusiones. Una, principal. La economía de guerra continuará. De eso, no tienen duda. La receta económica predominante no se sale de los márgenes de la fórmula hecha de rigor, rigor y rigor. Y la prueba, las inversiones, que serán las justas o nulas, siguiendo la senda de los últimos años.

Lo cuenta por ejemplo el alcalde de Andratx, Llorenç Suau (PP). Ahora el foco se pone primero en el capítulo de ingresos y, después, en el de gastos, a diferencia de lo que se hacía en los años de bonanza.

"La única inversión importante que haremos será el cierre del antiguo vertedero de s´Estret. Lo haremos a medias con el Govern", dice Suau, que explica que habrá proyectos que tengan que quedarse en la recámara.

"Ahora toca pintar. ¡Pintamos mucho!", bromea el alcalde de Santa Eugènia, Guillem Crespí, refrendando la idea de que la era de las inversiones hace mucho que acabó. Ahora se prima el mantenimiento de lo ya existente. La idea básica común a la mayoría la expresa el máximo responsable municipal de Santa Margalida, Miquel Cifre. "Nos basamos en una economía de no derrochar, de hacer lo más elemental", dice Cifre, quien apunta una idea original para ahorrar: la potenciación del voluntariado para cubrir ciertos servicios municipales.

En Esporles, también han tenido que echar mano del ingenio para la reforma de la Casa des Poble. Durante la Fira Dolça, que se celebra hoy, se venderán teules artísticas a fin de recaudar fondos, como detalla el alcalde Miquel Ensenyat (PSM). "Hacemos economía de guerra", cuenta. "Pero procuramos que los recortes no se noten, que no afecten a cosas esenciales", añade.

"Inversiones habrá pocas, eso seguro. Aunque la verdad es que tampoco tenemos mucha necesidad. Sólo algunas cosas puntuales", cuenta la máxima autoridad municipal de Alaró, Joan Simonet (PP).

Panorama fiscal

Hablando con los alcaldes, se extrae la sensación de que el ajuste duro ya se ha realizado en anteriores ejercicios y que ahora se trata de mantener ese rumbo. Ninguna habla de estrechar aún más el cinturón fiscal más allá de lo que dicte la actualización del Índice de Precios al Consumo (IPC), para alivio del ciudadano de a pie.

"Este año ya congelamos las tasas y el año que viene, igual", afirma Suau. En parecidos términos habla el alcalde de Felanitx, Gabriel Tauler (PP). "Bajaremos el tipo impositivo del IBI para congelarlo. Y la tasa de basuras sólo subirá el IPC", explica. "Las tasas ya se subieron en su día y no volverán a subir", corrobora Cifre.

En uno de los ayuntamientos de más peso político y demográfico de la part forana, en Inca, se incide en ese mismo aspecto. El alcalde Rafel Torres (PP) asegura que contendrán los gravámenes de ámbito municipal. Véase basuras o impuesto de circulación.

Desde Esporles, Ensenyat dice que lo que sí ha subido ha sido el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). "¡Pero por mandato de Rajoy!", comenta en alusión al incremento del 4% en el tipo impositivo tras la aplicación del real decreto de medidas urgentes en materia presupuestaria, dictado por el Gobierno de Mariano Rajoy.

Una preocupación añadida

Otro importante alcalde que mira con preocupación hacia una medida adoptada desde Madrid es el de Manacor, Antoni Pastor. La subida del IVA, apunta, amenaza con descuadrar las cuentas municipales, porque se habían hecho unas previsiones de gasto para este año de acuerdo a un IPC y ahora, en cambio, se han tornado "irreales".

Ese incremento encarece en consecuencia los pagos de materiales, a proveedores, a contratistas. Un gasto que ya se había consignado en los presupuestos de este año y que ahora toca revisar. ¿A cuánto asciende el desfase? "Entre 300.000 y 400.000 euros", apunta. Entonces, dice, habrá que reducir gasto "sin tocar servicios" esenciales, aclara. Pastor no es el único que ve con preocupación este tema. "Está claro que nos afecta", dice Crespí, desde Santa Eugènia. "Nos afecta hasta unos 100.000 euros. Lo asumiremos con presupuesto de fiestas y el ahorro energético", aporta Miquel Cifre (PSOE), en Santa Margalida.Además de las subidas imprevistas de impuestos desde Madrid, otro factor que puede descuadrar los presupuestos son las resoluciones judiciales.

­"Yo creo que en 2013 podremos hacer lo que hemos hecho este año, pero, quién sabe, después te viene una sentencia y...", comenta Simonet desde Alaró, aludiendo a litigios que se arrastran durante años y que, décadas después, pueden llegar a desembocar en indemnizaciones millonarias a las que tienen que hacer frente, con grandes apuros y quebraderos de cabeza, las administraciones municipales.

Más o menos, es el problema con que se ha encontrado recientemente en la capital de la comarca de Llevant Toni Pastor. Según apunta, el Ayuntamiento manacorí ha tenido que afrontar varias sentencias desfavorables en relación a expropiaciones realizadas en las décadas de los ochenta y noventa.

"Hemos tenido que presupuestar más de un millón de euros" por este motivo, declara Pastor, quien, gráficamente, compara este gasto imprevisto con una "estocada" a las arcas municipales.

"Se han puesto las pilas"

Poniendo un punto de optimismo en el análisis de la situación, el presidente de la Federación de Entidades Locales de Balears (Felib) y alcalde de Fornalutx, Joan Albertí (PP), destaca que en los últimos ejercicios los ayuntamientos de la isla "se han puesto las pilas" y que son numerosos los que han conseguido reducir deuda gracias a los sucesivos planes de austeridad puestos en práctica.

La idea expresada por Albertí la corroboran en municipios como Alaró, Felanitx o Santa Eugènia, por citar algunos. En Inca, mientras, subrayan que ya están pagando facturas a proveedores en 40 días.