Miquel Albertí Rotger. El único alfarero de Llucmajor. Su padre llegó al pueblo para dirigir sa Teulera cuando la compró la familia Pocoví. Allí nació él en 1954. Creció rodeado de platos y vasijas de arcilla. Heredó el negocio familiar. Y la recompensa a tantos años de dedicación a la artesanía le llegó este verano, cuando le encargaron 3.000 réplicas de un cántaro de pescador para la Feria Internacional de Cerámica y Alfarería de Argentona (Barcelona).

„¿Trabajar con barro es monótono?

„No. Siempre hay margen para innovar. Antes ya se hacían piezas que los alfareros de ahora no sabemos para qué sirven. Todos siempre tenemos la curiosidad de investigar formas nuevas.

„¿Qué es lo que más le piden?

„Hoy en día se vende toda pieza que sea de utilidad. Los objetos para poner sobre una estantería cada vez se consideran más prescindibles.

„Es decir, que lo más habitual siguen siendo platos y ollas.

„Así es. Escudillas, platos hondos, llanos, jarras y saleros se emplean y se venden. De eso vivimos, aunque siempre hay tiempo para crear. Muchas veces el mismo trabajo te lleva a la curiosidad, a preguntarte por qué una pieza tiene una tonalidad distinta.

„Imagino que siempre hay que buscar el equilibro entre arte y utilidad.

„Y además que sea a un precio muy asequible.

„Artesano sí, ¿artista también?

„Es un dilema eterno. Yo pienso que al principio solo somos artesanos y luego podemos llegar a ser artistas. En la alfarería tradicional sí que somos artistas. Ahora está muy de moda presumir de tener piezas únicas; pues yo solo hago piezas únicas, porque todas están hechas a mano.

„En Llucmajor usted es un espécimen único.

„[Ríe] Es una profesión que tiene fecha de caducidad.

„¿El pueblo tiene historia en el mundo del barro?

„La tenía, pero yo casi no la he vivido. Además de sa Teulera, solo he conocido otra fábrica que había en la calle del Monestir. Ahora solo quedamos nosotros. Antiguamente se dedicaban a los materiales de construcción: tejas, baldosas, canaletas...

„Explíqueme qué es sa Teulera.

„Pues mi padre llegó a Llucmajor en el año 53 para trabajar en este tejar, que es de la familia Pocoví. Mi padre trabajaba en s´Alqueria Blanca y le fueron a buscar para que dirigiera la fábrica. Entonces había ocho o nueve empleados aquí. Yo nací aquí, en sa Teulera. Con los años fuimos cambiando y ya no hacíamos tanto material de construcción. Nos centramos en macetas y otras cosas de jardinería. Y cuando quedé yo solo, pues utensilios de cocina y objetos de decoración.

„Usted heredó la curiosidad de su padre.

„Sí, de pequeño ya jugaba con el barro o creaba alguna figura. No comencé a trabajar con el torno hasta que ya era mayorcito.

„Tengo entendido que antes de trabajar con su padre hizo sus pinitos como carpintero.

„Bueno, carpintero de aquella manera [Ríe]. Montaba muebles de cocina que ya estaban fabricados.

„¿El Ikea de antaño?

„Exacto. Y así estuve un par de años, en los que no quería trabajar con mi padre.

„¿A sus hijos les ha conseguido inculcar la pasión por la alfarería?

„Lo intento, lo intento. Hay uno al que le interesa más que a los otros. Pero de momento nada. Y eso que ahora hay herramientas más cómodas para trabajar, como los moldes.

„¿Nunca los utiliza?

„No, nunca. Con los moldes, te tienes que adaptar a la forma que te dan. Con el torno puedes cambiar las figuras. También hay mucha gente que utiliza la prensa, pero para mí pierde calidad. Todo el género es matemáticamente igual. Eso tiene poco de artesanía, pero implica menos trabajo y permite producción a gran escala.

„¿Costó que la gente les conociera en Llucmajor?

„Más de un llucmajorer ni se imagina que aquí hay un taller como este. Desde el primer año que se hizo la Mostra Llucmajorera con motivo de las ferias, ya estuvimos presentes. Hace más de 30 años que vamos de ferias. Por eso la mayoría de gente no se sabe mi apellido, sino que me conocen como en Miquel de sa Teulera.

„Y de repente un día, noticia: "El artesano llucmajorer Miquel Albertí fabricará 3.000 cántaros para la Feria de la Cerámica y Alfarería de Argentona".

„Hace veinte años que vamos allí a vender, y eso que la conocimos por casualidad. Estábamos restaurando unas cerámicas de una masía de Vilassar de Mar y nos dijeron que en el pueblo de al lado había una feria. Es una feria que cada año gira en torno a un cántaro. Este año me lo ofrecieron y, así como están las cosas, nunca puedes decir que no. Fue un mes y medio de trabajo.

„¿Tantas ferias y tanto movimiento hay en este mundillo?

„Ahora han bajado. Aunque para mí se está abusando en general de las ferias y mercados. Los antiguos ollers de Pòrtol se repartían las ferias. Si uno iba al mercado de un pueblo, los otros no iban. Así sí hacías mucho más negocio. Y encima ahora te coinciden tres o cuatro ferias en un mismo día, lo que quiere decir que la clientela se reparte. Yo ahora ya estoy preparando las ferias de Llucmajor.

„¿Espera buenas ventas en su pueblo?

„Bueno, la de Llucmajor sirve para tantear la temporada ferial, es un termómetro fiable. Ya veremos si la cosa sube o baja.

„¿Qué le parecieron los cambios de este año en la Fira del Fang de Marratxí?

„La ubicación estuvo bien.

„¿El lugar no resultó demasiado grande? A ratos parecía que la feria estaba vacía.

„Sí, visto lo visto, sobraba sitio, pero era un emplazamiento más cómodo que el de antes. El tiempo también nos respetó, pero yo no sé si acertaron con las fechas.

„En la península, ¿qué piezas son las más buscadas?

„Allí van siempre a por la alfarería tradicional de cada región. Cambia la forma de las piezas, la decoración y las tonalidades, porque en cada sitio usan una tierra diferente.

„Usted emplea tierra de Vilafranca. ¿Por qué la de allí y no la de Pòrtol o la de Capdepera?

„Es la más parecida a la de Llucmajor. Antes la comprábamos de aquí, cuando había dos canteras. La de Llucmajor era tierra más blanca, que es más manejable. Y así es más cómodo: ya nos traen el polvo hecho, mientras que hace años nos traían la tierra y aquí la molíamos con el molino. Si había alguna fuga, ya teníamos polvo por todas partes, lo que es un problema para barnizar.

„O sea que como en todas las profesiones, la tecnología va evolucionando.

„El problema de estar en una isla es que nos quedamos atrás. En cuestión de maquinaria u hornos, la península siempre ha ido diez años por delante.

„¿Aún usa el horno de leña?

„Qué va, los vecinos se quejarían al ver tanto humo.

„Lo bueno del barro es que todos los niños lo descubren en el colegio, aunque solo sea para hacer un cenicero para la familia.

„En las ferias siempre hago demostraciones y todos quieren poner las manos, sean mayores o niños. Algunos me preguntan si doy clases, pero es que una de dos:

o enseño o trabajo. Por aquí han pasado muchos alumnos de Bellas Artes, muchísimos, y solo hay dos chicas que se dedican a la alfarería. En Mallorca no sabemos defender lo nuestro.

„¿Por qué lo dice?

„Porque tenemos miles de tiendas de recuerdos y es casi imposible encontrar cerámica hecha aquí.

„¿Y del barro se puede vivir?

„Yo lo hago. A ver, yo sobrevivo con las ferias. Y está muy bien ir a ferias, pero tienes que levantarte a las cinco de la mañana para montar la parada.

„¿Por qué la artesanía de Mallorca es tan cara?

„Si mi padre viera los precios a los que vendemos las piezas... Son tan altos que son un absurdo. Pero nosotros no hemos decidido esa dinámica. El año en que se cambió de moneda los ingresos en las ferias fueron extraordinarios.

„Dicen que en casa del herrero, cuchillo de palo. ¿Cuántos platos de cerámica tiene en la cocina?

„Pues no usamos ninguno de los nuestro a diario [Ríe a carcajadas], solo cuando vienen los invitados.

„¿Y de decoración?

„Eso sí. Y en las ferias siempre compramos o intercambiamos cosas entre los compañeros.

„¿Como las camisetas al final de un partido de fútbol?

„Eso mismo, es tradición.