Hi sou tots? Hi som/ Com a birracruzers? Omplirem/ I es tassons? buidarem/ Però sobretot? beurem, beurem i beurem". Son las primeras estrofas de una oración dedicada a San Barril que ayer resonó en numerosas ocasiones en Inca. La nueva religión convocó a una marabunta de 370 jóvenes identificados con camisetas de color fucsia, sombrero de paja blanco y gafas de sol que durante toda la mañana recorrieron el centro de la ciudad, de bar en bar, con dos únicas misiones: beber cerveza y pasárselo bien. Es el BirraCruzis, una iniciativa probada con éxito en otras geografías que ha sido incluida por primera vez este año en el programa de las fiestas patronales de Sant Abdon y Sant Senén.

La marcha empezó de buena mañana, a las 8,30 horas,con una concentración en la plaça del Bestiar para desayunar y coger fuerzas para la ruta que se avecinaba. Después de pagar veinte euros, los ´birracruzers´ recibían un kit con todo lo necesario para identificar al grupo y combatir el calor que azotaba con fuerza a la ciudad.

Los bares de Can Pedro y sa Lluna fueron las siguientes escalas antes de que la marcha, acompañada por una batucada, hiciese su aparición estelar en la plaza de España. Mientras la mayoría se refrescaba con las cervezas que servía el bar Mercantil, en el balcón del Ayuntamiento se preparaba el particular ´chupinazo´ que inauguraba el BirraCruzis.

El popular presentador televisivo Toni Ballador fue el encargado de leer el ´brindis birracruzero´ que todos los jóvenes repitieron con gran devoción. También fue el momento de mostrar a los enfervorecidos participantes la mascota de la marcha, un elefantito de peluche de color rosa.

La marcha duró media hora en la plaza de España, convertida en una discoteca a pleno sol, hasta que el BirraCruzis siguió su particular calvario por las calles de Inca, con nuevas paradas en los bares Leo y Únic antes de llegar al punto final: el cuartel General Luque. Allí, los participantes disfrutaron de una paella y de la música del DJ Svenson hasta que el cuerpo aguantó. Algunos se quedaron por el camino. La mayoría cubrió toda la ruta con el convencimiento de que, el próximo año, la religión que venera a San Barril contará con nuevos adeptos.