César Llorente López (Barcelona, 1970) defiende a pies juntillas que la colaboración altruista entre empresas o autónomos beneficia a ambas. Ayer impartió una conferencia en Inca con más de 150 asistentes para explicarles qué es eso del coworking.

–Deme un mensaje de esperanza.

–Hay una frase que utilizo en el libro y es que sí que vamos a salir de esta, pero solo lo haremos cuando aprendamos a compartir. El egoísmo que nos llevó adonde estamos no es lo que nos va a sacar de esta.

–¿Qué es el coworking?

–Una cosa es el coworking y otra es hacer coworking. La definición clásica es la de autónomos y empresas que comparten un espacio y unos costes. Pero para hacer coworking no hace falta un espacio físico.

–¿Entonces el coworking es una actitud?

–Sí, es una actitud ante los demás que pasa por dejar de ver a los demás como posibles competidores para ver cuál es su valor añadido y qué podemos hacer conjuntamente. Eso requiere una reflexión previa sobre cuál es mi valor añadido.

–Para que nos entendamos, ¿es como una especie de banco del tiempo para empresas?

–Las dinámicas colaborativas nos permiten intercambiar servicios. Ahora el principal problema de las empresas es que no existe el crédito y el consumo ha bajado.

–¿Y eso cuánto le cuesta a un emprendedor?

–Nada, es a coste cero. Si no pienso siempre en dinero, puedo intercambiar servicios. Los emprendedores noveles siempre están con la película de que necesitan una financiación impresionante para poder empezar. No, lo que necesitan son servicios. Si son capaces de identificar quién los tiene y hacer un trueque, ¡ya está! Y, si no, estarás obligado a endeudarte e hipotecarte.

–Compartir no siempre es fácil.

–Ese es el principal problema: el miedo a compartir. Desde pequeños nos han enseñado a desconfiar unos de otros. Si no superas ese miedo, hay poco que hacer. Las ideas que nos trasladaron nuestros padres –tener un trabajo fijo, una carrera– estaban bien en su momento. Pero al acabar la carrera solo te planteabas enviar currículos y nunca montar una empresa. Esta visto que ese no es modelo que puede ayudar a nuestra generación a salir adelante.

–¿Qué clase de empresas pueden participar?

–Todas. Aquí lo importante es tener claro qué puedes ofrecer a los demás. Y las tres dinámicas a las que ayuda en coworking le sirven a todas las empresas: compartir servicios, compartir clientes y reinventar la empresa en momentos de crisis.

–Tener contactos es fundamental para sobrevivir.

–Y si los compartimos, nos podemos ir los dos con dos buenos contactos y una posibilidad de negocio de la leche. Pero esto no lo hacemos. Y menos entre gente del mismo sector.

–¿Es un buen momento para ser emprendedor?

–Cualquier momento es bueno. Pero no es lo mismo ser emprendedor por vocación o serlo por necesidad. Esos son los que han acabado todas las prestaciones sociales y están jodidos. Son los que piensan: ¿Qué negocio falta aquí? ¿Una panadería? Pues voy a montar una panadería. Y mi pregunta es: ¿Pero a ti te gusta el pan? Si no, lo que vas a tener es un gran fracaso y una gran deuda.

–Pero la emprendeduría se lleva en la sangre, ¿no? Hay quien por miedo nunca lo haría.

–Ese es el estigma, el lastre de nuestra sociedad. En Estados Unidos un business angel, es decir, alguien que invierte en proyectos de otros, no da dinero a alguien que haya fracasado por lo menos tres veces. Si un emprendedor no se ha pegado una hostia, consideran que no estás vacunado. En nuestra sociedad no va así: si una idea te ha ido mal, estás estigmatizado para el resto de tu vida.

–¿Cómo se consigue una buena idea para emprender?

–No es cuestión de una buena idea, sino de que te guste lo que haces. Si quieres dar la vuelta al mundo, hazlo.

–¿Y qué rendimiento empresarial se le puede sacar, por ejemplo, a dar la vuelta al mundo?

–Pues hay que tangibilizar lo que a ti te gusta en una idea empresarial. Para eso hay expertos que hacen planes de empresa, así que ese no es el problema. Lo que hagas te tiene que apasionar. Hay fuera está muy jodido y cada vez va a haber más competencia. Si no das algo que solo tú puedes dar, va a ser complicado. No saldremos de la crisis si no cambiamos de actitud.

–¿No le cansa que se hable tanto de la crisis?

–Lo bueno es que se ha abierto un debate. Pero yo no creo que haya crisis, sino unos cuantos especuladores que están jugando con un par de países. Pero que ha cía falta un cambio de modelo productivo lo tengo clarísimo. No existía una cultura emprendedora en nuestro país. No tiene sentido continuar con este egoísmo que impera.

–¿Cómo puede convencer a un emprendedor de que compartir es la solución?

–Lo que te voy a decir es un poco peligroso, pero... Mil emprendedores dan miedo. Prefiero tener mil personas trabajando para mí que mil compitiendo y siendo creativas. Y no veas como si esos mil que compiten, se pusiesen a colaborar. Coworking. La liamos parda.