­El primero de los tres barcos cargados con la nueva arena de la playa des Través llegará hoy al Port de Sóller. Estas embarcaciones, provenientes de Valencia, trasladarán en total un cargamento de unas 40.000 toneladas de arena (8.000 metros cúbicos) para proceder a la regeneración de la playa del paseo des Través, con lo que los trabajos que realiza Demarcación de Costas darán un salto hacia su recta final.

El alcalde de Sóller, Carlos Simarro (PP), informó ayer que el ayuntamiento ha recibido la notificación de Costas de que, a partir de hoy miércoles, se iniciarán los trabajos para regenerar la playa. Las tareas tendrán lugar desde la desembocadura del torrente de sa Figuera hasta la playa del Mónaco.

En esta franja de costa se verterán unos 8.000 metros cúbicos de arena que procedente de una cantera de Albacete. De allí saldrá en camiones hasta rellenar tres barcos de carga sitos en el puerto de Valencia. Para la ejecución de los trabajos, durante estos días los operarios que se encargan de las obras del paseo marítimo han montado la tubería por la que la arena marina mezclada fluirá desde el barco hasta la costa.

La ampliación de la franja de la playa será la actuación más destacada del proyecto que ejecuta actualmente Costas en el Port de Sóller al tratarse de una tarea largamente esperada por los sollerics. También lo encuentra especialmente positivo sector hotelero de Sóller que, con una playa completamente regenerada, quiere competir con otros destinos de sol y playa de la isla.

Sin escollera submarina

No obstante, la regeneración de la playa podría convertirse en una realidad efímera, en función a lo que tarde en arribar el primer temporal de mistral al Port de Sóller. El proyecto inicial de Costas contemplaba la creación de un espigón submarino paralelo a la costa con el fin de contener la arena, que será vertida esta semana. También tenía como función romper las olas en el tramo de playa donde los temporales de mistral azotan con más fuerza.

Presiones de diferentes sectores ecologistas y políticos abortaron la creación de la escollera sumergi­da, tras argumentar que supondría un atentado al ecosistema marino.