Salir a cazar tordos ha sido hasta hace pocos años una actividad lucrativa. Era habitual capturarlos para venderlos a restaurantes. El diario La Opinión de Palma del 7 de febrero de 1882, publicaba la siguiente nota informativa: "Durante la presente temporada de la caza de tordos hasta el 31 de enero, se han facturado tan sólo en la estación del tren de Lloseta 2.189 docenas de aquellos animales, cuyo peso ascendió a 1.057 kilógramos siendo su valor aproximadamente de unas 3.289 pesetas. Si esta cantidad de tordos ha venido a Palma solamente por aquella estación, considérese a qué número ascenderán los que hayan venido de Alaró, Bunyola, Valldemossa, Puigpunyent, Campanet y otros pueblos". El mismo diario destacaba el año anterior (7-11-1881) "... que a l´estació del tren de Lloseta foren carregades 16 roves de tords destinats a l´exportació cap a Barcelona".