"El libro muestra que las barreras suelen estar en nuestra cabeza"

BARTOMEU NOGUERA. ALARÓ

­Toni Martorell Vela (Inca, 1977) ha visto cumplido otro sueño. Mientras sigue volcado en su segundo año como entrenador ayudante del club de baloncesto Caja Laboral Baskonia de Vitoria a las órdenes de Dusko Ivanovic, estos días ha visto publicado su primer libro: No me digas que no se puede (www.lulu.com), una recopilación de historias de superación protagonizadas por personas con discapacidad que han cosechado éxitos en campos como el deporte y la música. Xavi Torres, ´El Langui´ y Serafín Zubiri son algunos de los personajes que han demostrado, primero al autor y después al lector, que nada es imposible y que los límites personales están en la propia mentalidad de cada uno.

—¿Cómo se ha tomado su ´jefe´ Ivanovic que su segundo entrenador tenga tiempo incluso para escribir un libro?

—No, la verdad es que lo comencé hace tres años y lo tenía aparcado hasta que este verano, en Mallorca, tuve tiempo para terminarlo. También me faltaban algunas colaboraciones y el permiso de algunos de los que aparecen en el libro. Porque la verdad es que al empezar la temporada ya no tenemos tiempo para nada, entre entrenamientos, viajes y partidos.

—¿Por qué recopilar historias de superación de discapacitados? ¿Cómo surge el proyecto?

—Me impresionó una entrevista que Buenafuente le hizo al cantante, actor y escritor conocido como ´El Langui´, que tiene el 60% de su cuerpo paralizado. Él fue el verdadero inspirador del libro, y a partir de ahí comencé a buscar más información sobre su vida y otros casos similares. Después recordé el caso de Xavi Torres, a quien había visto nadar cuando mi padre regentaba el bar del mismo polideportivo en el que él entrenaba. Recuerdo que la primera vez que vi un entreno de Xavi supe lo que significa quedarse sin palabras.

—El libro se distribuye desde una página web y el 30% va destinado a Mallorca Missionera.

—Si, decidí publicarlo con esta editorial y la gente puede descargárselo o hacer el pedido en la web. Y lo de Mallorca Missionera es porque estuve 13 años trabajando allí y conozco muchos de los proyectos solidarios a los que irá destinado el dinero, sobre todo en Perú y Burundi. La verdad es que son un ejemplo de que con pocos recursos a veces pueden hacerse milagros.

—¿Ha sido complicado contactar con los protagonistas del libro y lograr su colaboración?

—Por ejemplo, con la jugadora de baloncesto Alba Torrens contacté porque supe que había conocido al equipo de baloncesto en silla de ruedas AMFIV de Vigo. Alguno se ha negado en un principio y después, al saber en qué consistía el libro y su carácter solidario, ha accedido y me ha dado toda clase de facilidades. Gracias a las páginas web y al correo electrónico he conseguido hablar con gente de todo el mundo, como el caso del mexicano residente en Texas Saúl Mendoza, que es medallista paralímpico en Seúl, Barcelona, Atlanta, Sidney y Atenas, y al que pude entrevistar. Otra sorpresa fue la de Serafín Zubiri, que después de haberle enviado mensajes a través de su página en internet, un día me llamó.

—¿Qué historia le impactó más?

­—Todas tienen algo, pero la verdad es que la de Jason McElwain me ´tocó´. Es un chico autista de 17 años y 1,68 de altura que formaba parte del equipo de baloncesto Greece Athena High School de Nueva York. Un día tuvo la oportunidad de jugar y logró 20 puntos en 3 minutos. Tuvo su momento de gloria y salió a hombros de sus compañeros de instituto después de muchos años de esfuerzo a pesar de las dificultades.

—En el prólogo asegura que a veces parecemos ridículos cuando hacemos una montaña de un problema cotidiano.

—La verdad es que el libro me ha cambiado la mentalidad. Me ha inculcado que con una mentalidad positiva todo se puede conseguir, porque muchas veces las barreras están en nuestra cabeza. Además, estas historias también me sirvieron para superar momentos difíciles al llegar a Vitoria. Me sentía ridículo por estar agobiado precisamente cuando estaba a punto de cumplirse el sueño de mi vida.

—Dedica el libro a las madres como ejemplo de esfuerzo y sacrificio.

— Sí, en primer lugar lo hago pensando en mi madre, una mujer que sin hacer nada de ruido se deshace por ayudar a los demás. En todas estas historias de trabajo y éxito siempre aparecen detrás madres y padres que han ayudado y padecido mucho, sacando fuerzas de donde parecía que no había.

—Vaya contraste entre estos casos y los deportistas de élite con los que coincide cada día.

—Es que el deporte de élite es un ejemplo de cuando hacemos una montaña de la nada. Lo pienso sobre todo cuando escucho a Mourinho o a Guardiola hablar de un partido a vida o muerte, cuando lo único que se juegan es dinero y prestigio.

— ´La capacidad de sacrificio se debe trabajar cada día´, se dice en el texto de presentación.

— Estas personas no pueden parar de entrenar ni tener nunca vacaciones. Y como me dijo Serafín Zubiri, el deporte es su filosofía de vida para superarse.

— Ahora, equipos deportivos y asociaciones de discapacitados se están quedando sin subvenciones.

—Y, con todo el respeto, no se pueden comparar las maravillas que hacen estos grupos con una pequeña subvención frente a clubes de primer nivel que son empresas privadas y, en teoría, deberían vivir de otros ingresos.

—¿Qué tal se vende el libro entre la plantilla del Baskonia?

—Todavía no se sabe demasiado lo del libro, pero jugadores como Prigioni o San Emeterio sí que se interesan por mi anterior trabajo en Mallorca Missionera. A Ivanovic le comenté de qué iba el libro y le gustó mucho. La verdad es que le gustan bastante los temas sociales.

Tracking Pixel Contents