El primer trabajo moderno para las mujeres del pueblo

La historia de la fábrica de tejidos de Bunyola es, ante todo, una historia en femenino: la historia de un avance social sin precedentes en un pueblo que había vivido, desde hacía siglos, de la agricultura. El desarrollo de esta industria desde principios del siglo XX supuso un vuelco en la realidad económica y social del municipio. Por primera vez, los ´bunyolins´ podían acceder a un trabajo remunerado, que no dependía de las inclemencias del tiempo y que proporcionaba un sueldo seguro y la tranquilidad de una buena pensión en el momento de la jubilación.

Las principales beneficiadas de la nueva fábrica fueron las mujeres. Las ´bunyolines´ pasaron de ser payesas y ´collidores´ a trabajadoras industriales, accediendo a un mercado laboral regulado, lo que hizo posible un avance sin precedentes en su autonomía económica y personal. Quien iba a la fábrica era un afortunado y más si se era mujer.

En sus mejores años, la fábrica llegó a tener un centenar de trabajadoras. Durante décadas ser ´fabricanta´ o tener un familiar que trabajaba en esta industria fue sinónimo de seguridad económica para la subsistencia de muchas familias. Quizá por eso, las autoras del estudio remarcan que ninguna entrevistada cuestiona las condiciones laborales que les eran impuestas.

Con más de 80 entrevistas grabadas en vídeo a trabajadores y personas relacionadas con la fábrica, solo han podido documentar un intento de huelga motivado por el hecho de que los hombres cobraban más que las mujeres. Un grupo de ´fabricantes´ se amotinó en el exterior del edificio y una de ellas se enfrentó al director. Fue despedida y se acabaron las rebeliones.

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