La expedición que han llevado a cabo este grupo de aventureros no es en absoluto una improvisación. Han sido necesarios nada menos que tres años de preparación y el patrocinio de empresas locales y ayuntamientos como el de Alcúdia y Santa Margalida.

Los expedicionarios han tenido que estudiar topografía y planificar hasta el mínimo detalle el material necesario. "No puede ir cualquiera", sentencia Rafel Perelló. "Es necesaria mucha preparación y aplomo porque te puedes encontrar en situaciones altamente peligrosas", agrega Pons.

Una de esas situaciones les aconteció en el barranco del Kamaka. Les estaba sorprendiendo la noche y no veían la posibilidad de salir. Pons cuenta: "De pronto vimos dos figuras y nos acercamos. Eran dos criollos, dos pescadores furtivos que habían accedido sin equipo por unas rutas secretas de la selva que sólo conocen los contrabandistas". El expedicionario agrega que los dos pescadores les guiaron a través de unos caminos que sin ellos jamás hubieran encontrado y así pudieron salir del cauce del torrente. "Tuvimos que andar tres horas para ponernos a salvo. Los criollos son duros", cuenta.