Había algo diferente, algo que se salía de la rutina. Pero el trabajador que se levanta a las 5 de la mañana para coger el tren a las 6.24h no está para tonterías. Cierra los ojos... y una cabezadita.

Los pasajeros de SFM que estrenaron ayer los nuevos trenes eléctricos lo hicieron entre bostezos. En cambio, los que se mantuvieron despiertos se sorprendieron al analizar el convoy nuevo. "Ahora lo estaba comentando con dos compañeros. Lo veo muy limpio por dentro, muy bien distribuido, pero ya veremos cuánto dura hasta que los niñatos malcriados lo pinten y pongan los pies sobre los asientos", dijo Luis Enrique Burgos. Este currante cada día madruga para ir de la estación palmesana de Son Costa hasta Alaró y no se esperaba ser de los primeros en probar el vehículo eléctrico. Otra de las ventajas que resaltó el pasajero es que todos los vagones están unidos. "Así, si no hay sitio, no te tienes que bajar y subirte en el vagón siguiente", afirmó. Más ventajoso para el ciudadano y más fácil de controlar para los revisores.

En el mismo tren viajó Mari Carmen Urbano. La pregunta: "¿Ha notado algo raro hoy?". "Sí, está todo como más nuevo, ¿no?". En su trayecto entre Son Fuster e Inca la joven destacó que "en el tren antiguo se escuchaba más el ruido del motor y se movía más".

El trayecto duró 39 minutos, lo mismo que con los diésel para que la gente no se quede en tierra hasta cambiar el horario. El tren llega a Inca con una treintena de pasajeros –¿será esa una de las frecuencias que querrá racionalizar la Conselleria?– y allí comienza el cachondeo. Los pasajeros esperaban que viniera el tren viejo, el de siempre. Una guardia de seguridad no pudo evitar reírse al ver a la gente despistada. "Incluso hay que decirles que se pueden subir, que ya no están en pruebas", comentó el personal de SFM entre risas.

Al ver aparecer el aparato, los pasajeros del andén de Lloseta se quedaron boquiabiertos. María Ángeles Castelló levantó el pulgar al conductor como símbolo de aprobación. Contenta con el cambio, aseguró que fue "un día destacable" en su vida, ya que usa tren a diario. Era la comidilla entre los usuarios. Algunos, incluso, aprovecharon para debatir con los responsables de SFM sobre las bondades del nuevo modelo.

El ingeniero Emilio Bohígas destacó unas cuantas de esas ventajas. Por ejemplo, que en los monitores de los vagones pueden mostrar información de toda clase, que en cabina hay un ordenador de a bordo que avisa de cualquier incidencia, que también hay un sistema que detecta que el conductor ha perdido el conocimiento, o que antes de abrirse las puertas suena un silbido y hay una señal lumínica para facilitar la localización a los invidentes. Aparte del ruido, la limpieza y la distribución, los pasajeros también destacaron la luminosidad y la comodidad. "Hoy no me he clavado las rodillas del que tenía sentado enfrente", comentó Pati Tormo.

La única queja fue la falta de butacas en hora punta. "Hoy hay más gente de pie, ¿no? Parece que en estos vagones hay menos asientos", comentó otro usuario. En el trayecto de Inca a Palma el conductor ya probó la nueva velocidad y superó los 100 kilómetros por hora. El tren eléctrico llegó a Palma tres minutos antes de la hora prevista y con los pasajeros más contentos que nunca.