Mide milimétricamente cada una de sus palabras, no opina sobre cuestiones políticas y no se sale del guión. Entiende que su trabajo es técnico, como cualquier otro funcionario. Antònia Barceló Estelrich (Palma, 1965) lleva 28 años en diferentes cuerpos de policía local: casi una veintena en el de Palma, siete en el de Sant Llorenç des Cardassar y ahora, en Llucmajor, es mayor-jefa.
—Usted es la única mujer responsable de un cuerpo de policía local en Balears.
—Considero que es vergonzoso que en el siglo XXI solo haya una mujer que sea jefa de una policía. Pero no solo eso: no hay ninguna otra mujer que haya accedido a cargos de alto mando.
—¿Cree que hay discriminación en la policía?
—Obviamente. La teoría del techo de cristal es una forma políticamente correcta de explicarlo. Cuando se intenta acceder a puestos de responsabilidad en la policía –y en otras muchas profesiones donde ha habido un predominio masculino–, las mujeres nos encontramos con ese techo de cristal infranqueable por la cultura y por la propia composición de los órganos de selección. Cuando las mujeres están en categorías intermedias, no hay problema alguno. Pero si son cargos directivos, se topan con ese techo de cristal que yo también he sufrido.
—¿Un cuerpo de policía tendría que ser paritario?
—No. Soy contraria a la paridad per se. Pero si se respetara el principio de mérito con independencia de su sexo, en el caso de la policía no se llegaría a la paridad, pero alcanzaría cifras bastante más cercanas.
—¿Usted podría seguir ascendiendo en la jerarquía policial?
—En Llucmajor la categoría de mayor es la máxima. El único municipio donde podría ascender a una categoría superior sería Palma, que, casualmente, es el municipio de donde cogí una excedencia porque me encontré con el techo de cristal cuando traté de ascender a comisaria.
—¿En qué momento decidió que quería ser policía?
—No tenía vocación por esta profesión cuando la escogí. Fue una cuestión de azar, de casualidad. Luego me he ido formando y dotando de una capacitación adecuada para el lugar que ocupo.
—El pasado día 18 fue nombrada mayor. ¿Cómo se sintió?
—Tuve que superar un concurso oposición con unas exigencias que pocos aspirantes cumplen. No sentí nada especial: he ascendido de la misma forma que un auxiliar administrativo cuando pasa a administrativo. Para mí es una satisfacción, pero no por el hecho de ser mujer, sino porque, tras años de formarme y trabajar, se ha visto recompensada esa trayectoria. Tampoco creo que sea necesario tomarse esas cosas con excesiva euforia.
—¿El cuerpo de policía tiene el apoyo del equipo de gobierno?
—Yo entiendo que sí.
—¿Hay personal suficiente?
—A lo mejor la plantilla es un poco corta y haría falta algo más de personal, pero sobre todo se necesita ordenar los recursos humanos. Ahora mismo tenemos 109 agentes, además de los departamentos de apoyo administrativo, mantenimiento y grúas.
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