“Este reconocimiento es por ser tal y como sois. Muchas gracias y per molt d’anys!”. Con estas palabras el rector de Els Dolors, Andreu Genovart, unificaba el sentir de todos los asistentes que llenaban hace una semana la parroquia de Crist Rei, en donde Llorenç Bonnín (Manacor, 1921) llegó como primer vicario en julio de 1954, y de donde salió décadas después, querido y apreciado por su labor desde el trabajo, la sencillez y el silencio.

Hombre polifacético, sus distintas labores paralelas a la religiosa, le llevaron a la escritura (sobre todo de poemarios en catalán) y a pintar los murales que decorar el propio templo de Crist Rei y el de Sant Pau, en el barrio de sa Torre. Colaborador de la revista semanal Manacor Comarcal y creador de opinión a través de distintos artículos en Diario de Mallorca, en 1991, año en el que también fue premiado con el Reconeixement de Mèrits de la Escola Municipal de Mallorquí por su defensa de la lengua catalana, fue el primer pregonero de las Fires i Festes en recitar su discurso en verso.

Precisamente tras la misa, concelebrada con otros ocho sacerdotes ligados al municipio, le fue mostrada una placa de piedra en conmemoración a sus 90 años, que será instalada en la sacristía. “No cabe duda de que es un personaje singular, muy querida, y no solo por gente de la Iglesia”, reafirmó Genovart.

Su boina, sus gafas de pasta, la clásica sotana negra y su inconfundible bicicleta, le llevaron a ser una imagen icónica de la ciudad. El Grup d’Esplai de Crist Rei, del que Bonnín también fue impulsor, le dedicó hace un par de años un impresionante fogueró durante las fiestas de Sant Antoni, una muestra más del aprecio que despertó entra la juventud local.