Un centenar de vecinos de las urbanizaciones Badia Gran y Badia Blava se manifestaron ayer por la mañana para exigir al ayuntamiento de Llucmajor la retirada de tres antenas de telefonía móvil, situadas dentro de los cascos urbanos y que, según los afectados, "vienen siendo la causa de numerosos problemas de salud e incluso de muertes".

"Hace ya 20 años que se instaló la más antigua y cuatro desde que hemos empezado a notar los efectos dañinos. No pedimos que se eliminen, sino que se desplacen fuera de los núcleos habitados", explicaba Lilián Martínez, unas de las portavoces del colectivo, integrado dentro de la asociación Gamma. "Una de ellas, por ejemplo está justo encima de un chiringuito y al lado del comedor de una escuela".

El grupo ya ha logrado recopilar hasta 200 instancias, que ya han sido remitidas tanto al ayuntamiento de Llucmajor como a la conselleria de Salud, que de momento no ha atendido las reclamaciones, "que simplemente pasarían por un cambio en la normativa municipal, que impidiera a las grandes compañías acercarse a las zonas habitadas. Además, cada vez que ha habido mediciones de radiación, sus responsables se han encargado de bajar los niveles de intensidad".

Ricardo Larrea, vecino de Badies afectado directamente por las antenas, lo deja claro: "Llegaremos hasta donde haga falta, pero no pararemos de luchar", exclama mientras enseña un mapa con los puntos donde viven vecinos enfermos y las casas de los fallecidos durante los últimos años; "Todos justo alrededor de las tres antenas. Creo que empieza a ser demasiada coincidencia". "No descarto incluso iniciar una huelga de hambre".

Para el portavoz de Gamma, Bernat Fiol, "lo primero que debería priorizar tanto el Govern como el Ayuntamiento, es la salud de los ciudadanos, y está claro que no es así".