La sequía costará entre 30.000 y 40.000 euros al Ayuntamiento de Deià. Ese es el cálculo que estima el alcalde del municipio, Jaume Crespí (PP), por la compra y el transporte de agua desde Palma.

Según explicó el munícipe, en los últimos días han rebajado la cantidad que adquieren a diario: de los veinte camiones iniciales ahora son una decena. Por eso, el popular cree que esta semana podrían dejar de comprar agua de fuera del pueblo.

Esta operación comenzó el pasado 25 de agosto. Según el Ayuntamiento, los dos principales surtidores de agua del municipio estaban bajo mínimos. Por un lado, la fuente del Molí emanaba 160 toneladas diarias, mientras que en el pozo des Verger las bombas de extracción se detuvieron al quedarse seco. Deià necesitaba, en plena temporada alta turística, 500 toneladas al día y obtenía un tercio.

El recurso que ideó Crespí para paliar la sequía a corto plazo fue comprar agua a otro municipio. Emaya, la empresa pública de Palma, se encargó de proveer el líquido. El precio de venta no estaba acordado entonces, aunque lo que más preocupaba al alcalde era el transporte, que encarecía sobremanera la solución.

Casi un mes después, el cálculo estimado por el consistorio deianenc es de entre 30.000 y 40.000 euros por todo el servicio (suministro y transporte), aunque la cuantía no está cerrada ya que los camiones cisterna siguen cargando agua.

El primer edil estima que esta semana podrían dejar de comprar agua, ya que la temporada alta turística está acabando y la población de Deià ha descendido considerablemente.

Mientras que el 25 de agosto traían veinte camiones de agua diarios, ahora el suministro se ha reducido a entre siete y diez camiones los días laborables y doce o trece los fines de semana. Aunque la fuente y el pozo continúan secos por la escasez de lluvias, el consumo también ha descendido.

Según Crespí, este gasto extra no supondrá un descalabro económico para las arcas de Deià, debido a que "las cuentas municipales están saneadas". "Esperamos haberlo pagado en sesenta días, como mucho", añadió.

Además de la compra de agua, el alcalde dictó un bando en que se restringía el consumo de agua durante la noche, entre las ocho de la tarde y las nueve de la mañana; se prohibía regar jardines y llenar piscinas, o se interrumpía de forma total el agua corriente los domingos y festivos.

Esas medidas continúan actualmente en vigor, aunque el alcalde espera que puedan revocarse al mismo tiempo que la compra de agua, una vez que la sequía se haya controlado.