La antigua central térmica de Alcúdia, símbolo del desarrollo industrial de la isla y clave en la electrificación de esta tierra a mediados del siglo XX, se pudre hoy en el olvido, víctima de un proceso imparable de degradación. La situación ruinosa de la vieja infraestructura de Gesa constrasta con su interés desde el punto de vista patrimonial, puesto en alza en una reciente exposición en la Real Fábrica de Tapices de Madrid sobre los cien elementos más importantes del patrimonio industria español. La antigua central eléctrica es uno de los tres equipamientos de Balears destacado en la muestra, junto a Sa Fàbrica Nova de Sóller y Es Sindicat de Felanitx.

Sin embargo, una rápida visita a la central hoy abandonada, cuyo acceso es denegado por la empresa Endesa por el evidente peligro de desprendimientos, es suficiente para comprobar que la conservación del equipamiento no está a la altura del interés patrimonial que se le atribuye lejos de Mallorca.

La central térmica fue construida por la compañía Gesa a finales de la década de los años 50 en el puerto de Alcúdia enmarcada en la estrategia de expansión eléctrica de la isla. La ubicación en la costa del norte se debía a la existencia de un muelle de atraque para buques de tonelaje medio y a su proximidad con las zonas mineras de la isla en las que se extraía el lignito necesario para la producción de electricidad. Tras una etapa en la que la central funcionó a pleno funcionamiento, con tres grupos de vapor, dos de ellos de 15.000 kilowatios y otro de 37.500, con visita del Generalísimo incluida en mayo de 1960, la infraestructura se dio de baja entre 1982 y 1984, sustituida por la nueva central de Es Murterar, más potente y adecuada para cubrir la creciente demanda eléctrica.

Desde entonces, la antigua central inició su declive particular, con la maquinaria incluida, que aún permanece en el interior del edificio.

Futuro incierto

A principios de la actual legislatura, el Consell de Mallorca, el ayuntamiento de Alcúdia y la compañía Endesa promovieron un ambicioso proyecto de reconversión de la antigua central en un museo de arte contemporáneo que, según los promotores, debía convertirse en la instalación museística más moderna de la isla. Su presupuesto inicial se cifró en 21 millones de euros. El proyecto, cuyo diseño se adjudicó a un estudio de arquitectos de Pamplona, fue bautizado como ´Un claro en el bosque´, y su objetivo era el de reformar el edificio e integrarlo en el entorno boscoso. Pero la crisis económica ha enfriado el proyecto, hasta el punto de que nadie sabe si podrá ejecutarse.

Por ahora, la única intervención que las instituciones pretenden sacar adelante se centrará en una parte del entorno de la antigua central eléctrica, cerca de la Torre Major, una propuesta urbanística prevista en el Plan Territorial de Mallorca. Se trata de una pequeña actuación que supondrá un primer paso hacia el proyecto global y que cuenta con un presupuesto de 600.000 euros procedentes de los fondos estatutarios.