Desde hace años, el propietario de Coma-sema exige que le pidan permiso para circular por el camino a su paso por la finca. Mantiene una barrera cerrada en la entrada de la ´possessió´ y un portero automático con un cartel con un número de teléfono dirigido a los excursionistas. Curiosamente, una escalera situada al lado de la barrera sí que permite salir de la finca a los que inician su marcha en la parte de Escorca.