Solo el apartado de estudios, cargos, nominaciones y distinciones, reflejado en su curriculum, ya llenaría de por sí toda esta página. Serviría de resumen fundamental del personaje la justificación dada recientemente por el jurado del Premio Bartolomé de las Casas, que decidió otorgar por unanimidad dicho galardón, en su edición 2010, al sacerdote jesuita, escritor, investigador y lingüista, padre Bartomeu Melià Lliteres (Porreres, 1932). El reconocimiento se hará efectivo a mediados del 2011. Los méritos esgrimidos por el jurado, "la entrega del padre Melià a las causas de los pueblos indígenas de Paraguay, Brasil, Argentina y Bolivia; su férrea e inquebrantable defensa del pueblo Aché; su inapreciable labor sobre el terreno como defensor de la lengua guaraní, y su aporte a la educación escolar de los pueblos indígenas y por los estudios etnológicos y antropológicos de los pueblos guaraníes". Este anuncio de la Embajada de España en Asunción, Paraguay, confirma la relevancia sociocultural de un porrrenc excepcional, con una producción intelectual siempre vinculada a su patria adoptiva. Siempre con mirada crítica y fascinante. De autor comprometido.

—¿Qué es una lengua?

—Es un medio de comunicación por la palabra y según los guaraníes, la palabra nunca muere por que viene y es de Dios.

—¿Puede que las redes sociales, internet, contribuyan a la desaparición de algunos idiomas o mas bien todo lo contrario?

—Internet hace posible que la comunicación sea más fluida y rápida, sin los límites y dictadura que frecuentemente imponen los medios de (in)comunicación.

—¿Toda lengua está en peligro de extinción?

—Por supuesto. Y yo mismo he sido testigo de muerte de una lengua, el apiaká, de la familia tupí guaraní. El guaná, en el Paraguay, está moribundo. Pero hay formas de muerte que son prenda de renovación, como sucede con el inglés, el castellano, el mallorquín; porque es lengua viva, no la hablamos como nuestros abuelos.

—¿Es la comunicación oral, el habla, la garantía de supervivencia de las lenguas?

—Ciertamente; las lenguas están vivas mientras las hablamos, y no porque las escribimos. Una lengua con una historia de escritura tan densa, amplia y bella como el latín, en realidad, se tiene que dar hoy por muerta, casi muerta para mayor exactitud.

—¿Cómo definiría la figura de Cristóbal Colón? ¿Fue realmente felanitxer?

—Si lo quieren y les gusta, muy bien. Por suerte no fue porrerenc.

Dios nos libre de los ´doce de octubre´, yo mismo he padecido mucho de mis muy tristes y amargos doce de octubre, que todavía se dan con pueblos aislados y que por desgracia son ´descubiertos´. No conozco ninguno de ellos que haya mejorado su vida con la ´civilización´.

—¿Cómo afectaron los españoles a las tradiciones, lenguas y culturas de América?

—Por lo común, las destruyeron, las encubrieron, las sustituyeron. Algunas fueron transformadas y unas pocas han dado ocasión de nuevas creaciones. El balance tira más bien a lo negativo.

—¿Debería España pedir perdón más a menudo por su violencia en el Nuevo Continente?

—Y ¡cómo! Puede servir de consuelo –de tontos– que los nuevos colonos después de Independencia han sido más violentos y rápidos en los procesos de colonización y destrucción, que todavía siguen.

—¿Hubo una confusión cuando los españoles identificaron como guaraní a la etnia e idioma, y ellos en cambio decían guariní (guerra)?

—No hay ninguna confusión; guaraní y guariní son dos palabras distintas y no son siquiera sinónimos.

—¿Es para usted una auténtica pasión el guaraní? ¿Qué le atrae tanto?

—Sí, hay pasión intensa pero no obsesiva; procuro no volverme loco como aquel padre Francisco de San Martín que hacia 1615 se volvió loco de remate de tanto estudiar el guaraní y querer encontrarle el "chiste". La noche es para dormir, no para estudiar y menos a la luz de una vela.

—¿Cómo ha podido sobrevivir el guaraní? ¿Puede haber tenido un papel clave precisamente la orden religiosa católica a la que usted pertenece, la Compaía de Jesús, siendo el guaraní un idioma óptimo para predicar el cristianismo a los indios?

—El guaraní ha sobrevivido porque es la lengua propia del Paraguay, porque se habla en la casa, en la calle, en el estadio de fútbol y en la cárcel, entre los curas y entre los narcotraficantes. Por suerte no se habla guaraní de escuela, aunque un poco de gramática no nos haría mal. El país mismo no tiene predilección para gramática de ninguna clase; por eso el tráfico en la ciudad es tan divertido y tan peligroso. Que lo diga mi cuñado Bernadí, santjoaner, que estuvo por aquí. Los jesuitas cultivaron muchísimo el guaraní y fue lengua escrita de los mismos indios, que nos dejaron muchos documentos y de los cuales algunos se pueden ver en el Archivo Nacional de Madrid y en el de Simancas.

—Palabras guaraníes conocidas en otras lenguas puede que sean jaguar y piraña (pez del diablo). ¿Cuáles son las tres palabras y el dicho que más le gustan a usted y qué significan?

—Por supuesto: Paraguay; avá (indio guaraní), ñandé rekó (nuestro modo de ser, nuestro sistema y costumbre), Tupãsy Ka´akupé (Virgen de Caacupé, patrona del Paraguay). Y un trabalenguas: Ko nde apyka puku ári aguapy puka puku (acento agudo todas las palabras).

—¿Cuántas publicaciones, artículos y trabajos ha realizado?

—Muchos, demasiados. Cuando no he estado en la selva, he estado en bibliotecas y archivos leyendo libros que nadie leyó para hacer libros que nadie va a leer, aunque se venden bien.

—¿Cuántas lenguas y grupos indígenas de Suramérica hay en estos comienzos del siglo XXI?

—Una buena cantidad, gracias a Dios. Tenemos ahora una Atlas sociolingüístico de pueblos indígenas de América Latina, de la FUNPROEIB Andes y UNICEF, y subsidiado por la Agencia Española para la Cooeperación Internacional al Desarrollo, redactado por 34 especialistas. Me tocó la parte del Paraguay. En América Latina se registran 522 pueblos indígenas y 420 lenguas indígenas en uso. Sólo en Brasil se hablan 218 lenguas.

—Usted ha convivido con varios, ¿qué le ha llamado más la atención?

—Con pueblos indígenas he convivido en diversos períodos, que van de 5 años a 8 días. Con los guaraní mi acompañamiento se ha prolongado durante 42 años en Paraguay, Brasil, Bolivia y Argentina. Nombraré algunos otros pueblos o etnias: los enawené nawué, los mynky, los rikbaktsa, los apiaká, los kayabí, los iranxe, los nambikuara, los paresí, los tapirapé, los kaingang, los xavante... Y siempre he aprendido mucho, todo lo que sé y soy, diría, de ellos.

—¿Le queda alguna asignatura pendiente; convivir con otros grupos indígenas, instar a los gobiernos a preservar con más firmeza las lenguas autóctonas, etcétera?

—Que los que no hablan una lengua, y no la quieren hablar, que por lo menos dejen que los otros la hablen. Hay gobiernos especialistas en matar, matar naturaleza, lenguas, gente pobre. Como decía Juan Pablo II, la democracia de un país se mide por el modo como trata a sus pueblos y comunidades indígenas.

—¿Se habla en Asunción el ´jopará´, mezcla de guaraní y castellano?

—Donde hay contacto entre sociedades hay contacto de lenguas, y por lo tanto trasvase de fenómenos lingüísticos, imitaciones, sustituciones. Esto es el jopará, o "mezcla de porotos con arroz". Y esta mezcla depende mucho del asunto de que se trata y del grado de competencia lingüística de la persona. Con la llegada de los españoles empieza esa especie de jerigonza, que tiene su grados, como digo. ¿Cómo hablan mallorquín los senegaleses o los marroquíes? Mallorquinadas y castellanadas son muchas veces la sal de la lengua en nuetra isla, y no hay porqué escandalizarse de ello. ¿No es el mismo inglés y el castellano hoy un formidable jopará?

—¿Añora Porreres, su pueblo natal?

—Lo recuerdo con mucho cariño, y cuando voy me parece mejor que Viena o París, a pesar de que a mi cuñada María Luz le parece una exageración decir esto.

—¿Qué recuerdos conserva de Porreres?

—Todo lo bueno de mis abuelos, de comer caragolins con los vecinos de la calle del Pou Florit, las grandes ceremonias en nuestra magnífica iglesia, "la millor de la part forana", el cant de la Sibil·la, es sequer d´aubercocs, una copeta de palo, etc.

—¿Por qué se decidió por la Compañía de Jesús y Paraguay en especial?

—Estuve varios años en el colegio de Montesión, y la mística misionera estaba muy presente. Una vez jesuita desde 1949, en 1954 simplemente me enviaron; ha sido una misión posible y extraordinaria.

—¿Cómo definiría las misiones evangelizadoras y, en particular, la de otro mallorquín ilustre, el petrer Junípero Serra?

—Casi no conozco su historia; me queda la impresión de que sus trabajos fueron grandes y heroicos, pero vivió en una época en que la preocupación por civilizar al estilo español era mayor que evangelizar a partir de los valores del pueblo. De hecho no hemos aprendido todavía que sólo evangelizamos en la medida en que somos evangelizados por los pobres, por los indios… por los inmigrantes.

—¿Cuáles son sus retos de futuro; tiene en mente más publicaciones u otros proyectos?

—Hay que saber envejecer y ser consciente que no todo se puede hacer; ya no puedo ir a la selva aunque mañana [por el 26 de diciembre] visitaré todavía a antiguas familias conocidas de una aldea Mbyá-Guaraní, de Caaguasú -Selva Grande-, que ahora es una isla entre campos de soja transgénica. Los mayores retos que tenemos son la recuperación de terriorios que fueron siempre indígenas y ahora han sido usurpados y ocupados por terratenientes. En cuanto a trabajos "científicos", hemos completado la edición de los cuatro volúmenes de la obra lingüística del jesuita Antonio Ruiz de Montoya, editada en Madrid en 1639-40, y he recogido y transcrito manuscritos en guaraní de los tiempos inmediatos a la Independencia del Paraguay, entre 1760-1813; preparamos su traducción y edición.

—¿Qué puede comentar acerca de la llengua catalana, cómo califica su situación actual, debería potenciarse mucho más y tener mayor peso por ejemplo en la Justicia y la Unión Europea? —Para mí la batalla decisiva en la colonización e imperialismo de una nación sobre los pueblos se da en la lengua y en la cultura. No está del todo colonizado un pueblo que mantiene su lengua; porque todavía piensa con su cabeza, "piensa por su cabeza", iñakãre, decimos en guaraní.

—Me gustaría también conocer su opinión sobre el estado actual de la religión católica y su versión sobre la evolución de la Iglesia, el descenso de vocaciones religiosas y de fieles; polémicas como el matrimonio entre homosexuales, el aborto, el voto de castidad, conflictos por pederastia, las mujeres sacerdotes u obispas, el hecho de que el llamado ´cura obrero´, Jaume Santandreu, se haya quitado los hábitos...

—Estas cuestiones y polémicas, como dice, que parecen más propias de iglesia europea y española, no las sabría responder, de hecho, nadie me suele preguntar sobre ello.

—¿Vendrá a Mallorca más a menudo?

—Cuando sea la fecha de la entrega del Premio Bartolomé de las Casas en Madrid, que parece será en junio, aprovecharía para unas vacaciones y visitas a amigos e instituciones de Europa. Ojalá nos podamos ver.